Eternamente, Víctor Jara

CULTURA

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Hace cincuenta años, fue torturado salvajemente y asesinado por los golpistas y se convirtió en símbolo mundial de la canción comprometida

11 oct 2023 . Actualizado a las 16:36 h.

«¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! / Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada / la sangre para ellos son medallas / la matanza es acto de heroísmo». Esta es una parte del poema que Víctor Jara escribió en el Estadio Chile poco antes de ser asesinado el 16 de septiembre de 1973. «Canto qué mal me sales / cuando tengo que cantar espanto. / Espanto como el que vivo, / como el que muero, espanto...». Dice al final este texto escalofriante que fue sacado de aquel infierno donde el cantautor pasó sus últimas horas de terror.

Han tenido que pasar cincuenta años para que la Corte Suprema chilena condenara de forma definitiva, el pasado 28 de agosto, a siete exmilitares como autores de su secuestro y homicidio. En 1978, su viuda Joan Jara había presentado la primera querella por el asesinato de su esposo, aún en plena dictadura. Nunca cesó en su lucha. Hoy tiene 96 años.

La orden pudo venir de arriba

Sin embargo, aún queda en libertad otro de los autores del crimen, el exmilitar Pedro Barrientos, condenado en el 2016 en un juicio civil en Florida — donde se refugió en 1990, cuando acabó la dictadura de Pinochet— como responsable de la tortura y el asesinato de Jara. Recientemente le han quitado la nacionalidad estadounidense que adquirió en el 2010. Esta decisión podría facilitar su extradición a Chile.

Mario Amorós, autor de La vida es eterna, una biografía del autor de Te recuerdo, Amanda comparte con el abogado del cantautor, Nelson Caucoto, la convicción de que la orden de asesinarlo vino de muy arriba, de la Junta Militar, «aunque nunca se ha podido probar documentalmente».

Hijo de campesinos sin tierra, Amorós traza la infancia de Jara, la relación con su madre, Amanda, una cantora popular que le dio a conocer la música popular, su juventud en una humilde población de Santiago, su paso por un seminario católico, su servicio militar y su incorporación a la Escuela de Teatro de Universidad de Chile. «Fue un gran creador, que dejó huella en el teatro chileno de los años sesenta, en 1965 comenzó su carrera como solista y en 1969 empezó a grabar sus discos más comprometidos, de una altura estética impresionante», asegura Amorós.

Militante comunista, dejó la dirección teatral para dedicarse completamente a la música y volcarse en la campaña que llevó a Salvador Allende a la presidencia tras su triunfo electoral en 1970. Junto con el compositor Sergio Ortega y otros compañeros, crearon el himno Venceremos, patrimonio de la izquierda mundial.

«En 1973 tenía la percepción de que algo muy duro venía, él era muy conocido por su compromiso político y sufría la agresividad de los sectores opuestos al gobierno de Allende», señala Amorós. Le dijo a un amigo que observaba que sus vecinos de un barrio adinerado donde vivía tenían la intención de liquidar físicamente a sus enemigos políticos. «Sus últimas canciones, las que grabó y su esposa sacó fuera de Chile gracias a un periodista sueco son muy intimistas», explica el también biógrafo de Allende, Pinochet y Neruda. La canción Manifiesto fue premonitoria cuando dice que «el canto tiene sentido / cuando palpita en las venas / del que morirá cantando / las verdades verdaderas».

Vejado y torturado

El día del golpe, Jara acudió a su puesto de trabajo en la Universidad Técnica del Estado (UTE), atendiendo al llamamiento de Allende de concentrase en los lugares de trabajo. Al día siguiente fue detenido por los militares y llevado al Estadio Chile (hoy llamado Estadio Víctor Jara), donde, durante tres días, fue humillado, vejado, sometido a torturas salvajes, golpes, patadas y culatazos, y asesinado. Tenía 44 impactos de bala y 56 fracturas.

El abogado Boris Navia, detenido en el Estadio Chile, contó cómo Jara fue reconocido por los militares y separado del grupo de 600 estudiantes y profesores de la UTE: «¡A ese hijo de puta me lo traen para acá! Gritó el oficial apuntando con su dedo a Víctor Jara». Y pide que se le maltrate: «¡No me lo traten como señorita, carajo! Ante la orden, el soldado levanta su fusil y le da un feroz culatazo en la espalda. Víctor cae de bruces, casi a los pies del oficial». ¡Ch'e tu madre! Vos sos el Víctor Jara huevón. El cantor marxista, ¡el cantor de pura mierda!. Y, entonces, su bota se descarga furibunda una, dos, tres, diez veces en el cuerpo, en el rostro de Víctor, quien trata de protegerse la cara con sus manos», recuerda Navia.

La guerra de Pinochet

«Pinochet había decretado que las Fuerzas Armadas estaban en guerra contra la izquierda, una parte muy importante de su propio pueblo, y Víctor Jara era un objetivo de esa guerra», afirma Amorós. Fue acribillado a balazos, lanzaron su cuerpo a la vía pública y no pasó a engrosar la lista de detenidos-desaparecidos porque un funcionario del Registro Civil se arriesgó y avisó a su mujer de que su cuerpo estaba en el Servicio Médico Legal y pudieron enterrarlo de forma clandestina.

Así narraba su viuda a La Voz hace 20 años cómo fue el momento en el que vio el cuerpo de su marido en el depósito de cadáveres: «El 18 de septiembre había cientos de cadáveres apilados en la morgue, cosidos a balazos. Estaba tan lleno que tuve que subir a la administración, en el segundo piso. En un pasillo largo me encontré con su cuerpo y estaba machacado, lleno de hematomas e impactos de bala, 45 según decía la autopsia, tengo la impresión de que su muñeca estaba quebrada». Pero Joan mostró su enfado por las versiones sensacionalistas que decían que le cortaron las manos. «Lo real es suficientemente espantoso», dijo la exbailarina británica.

Admirador de los Beatles y ... de la RDA

En su biografía, Amorós revela que el cantautor chileno era fan de los Beatles. «Me vuelven loco. No solo como cantantes fabulosos sino por su actitud ante la vida, rompiendo todas las barreras de las tradición y los prejuicios», dijo en 1969. También admiraba el régimen comunista de la República Democrática Alemana. Durante su estancia en ese país de la esfera soviética, en 1970, presenció los actos conmemorativos del vigésimo primer aniversario de la creación de la RDA y elogió el desarrollo cultural en el país gobernado entonces por Walter Ulbricht. «Deseo dejar constancia del poder impresionante de superación de la RDA. El admirable nivel de vida que se observa y la emoción que como artista me produce constatar cómo el arte, la cultura en todas sus manifestaciones y el teatro en particular es aquí patrimonio de todos». Amorós lo justifica así: «Era un militante comunista, en 1972 que tenía una visión acrítica, idealizada, de la Unión Soviética y de los países del este de Europa».