
Álvaro Cortina narra en «Garravento» una venganza entre lo artístico y lo grotesco
15 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Lo primero que escribió, Deshielo y ascensión, hace diez años, ya tenía mucho de novela gótica, aunque más encuadrable en el ámbito de la ciencia ficción. Tras publicar ensayos como Abisal, Álvaro Cortina (Bilbao, 1983) quiso volver a la novela y, de nuevo, tocar un tema gótico: lo macabro. En Abisal —una especie de dietario libérrimo dedicado a la lectura y que apareció en el 2021— se mencionaban algunos asuntos de Garravento: la cetrería y la imagen de la bestia alada que se lleva a alguien por los aires. Ahora en Garravento, la garra al viento, el autor sigue una estructura cerrada, la de las tramas de venganza. Con esta novela —confiesa sin ambages— ha buscado ser más comercial: «He querido ser ameno e interesante para llegar a un público lector más amplio. A ver si lo consigo», dice.
Por si no queda claro por donde van los tiros, explica: «Garravento es un águila arpía, un ave rapaz inmensa que la protagonista, natural de Baldaio, adiestra para matar a la gente». Y la protagonista es Florinda Delmas, esposa de Manfredo, quien enferma gravemente tras soportar las acerbas críticas de sus amigos —y no tan amigos— intelectuales a su monografía Immanuel Kant y la vida extraterrestre.
Garravento (editada por el sello Jekyll & Jill) abre un ciclo literario de ficciones entre lo grotesco y lo surrealista, ambientadas en el tiempo actual.
El dietario ya era un artefacto de lo más heterogéneo, una mezcla de géneros. Y esta novela maneja unos cuantos elementos de la ciencia ficción, el suspense, el policíaco, lo filosófico, la venganza, el viaje… Es una hibridación mayúscula. «Es cierto que hay temas diversos mezclados —concede el autor—, pero la trama es muy cerrada. El ambiente, por decirlo así, es libresco: es un libro que habla de libros ficticios. Casi todos sus personajes provienen del mundo de las letras. Por otro lado, es una novela gore. En un primer momento, los espacios que se describen son cerrados, hasta que todo se abre, precisamente en Galicia, la tierra nativa de Florinda, mi protagonista cetrera», subraya.
En Garravento hay un juego entre lo culto y lo popular, sí: «Los enemigos de mi cetrera son ilustrados, amantes del siglo XVIII; Garravento representa las fuerzas primordiales, prehistóricas. El choque entre ambas posiciones pertenece, como digo, al gore, que yo creo que sí es algo popular. Por lo demás, el tono humorístico general pretende conferir a todo un aire grotesco. El marido de mi protagonista escribe un texto sobre Kant (ilustrado) y una supuesta obsesión del pensador alemán con los extraterrestres: este ensayo es el arranque del relato. Todo empieza por un cruce de críticas adversas a este trabajo», detalla.
Valle-Inclán
La presencia de Galicia en el libro es relevante. En primer lugar, Cortina tenía muy en mente la obra de Valle-Inclán Flor de santidad, que es también la novela de una mujer que enloquece. «El estilo mítico de este libro me fascina. En Flor de santidad, Valle le pidió a Machado que le escribiese un soneto para el inicio, sobre su personaje. Pensando en esto, le pedí al generosísimo Luis Alberto de Cuenca que escribiera otro para este texto, pero no sobre mi gallega, sino del águila. El soneto está en el frontispicio del volumen».
También aparece en la novela una capilla de costa, que es, anota, la ermita de Santo Hadrián de Malpica. «Los últimos veranos pasé unos días en una casa de mi cuñado en Razo y la zona se ha acabado metiendo en la trama. Concretamente, debió de influirme una visita en bote que hice a las islas Sisargas, desde Malpica. Creo honestamente que el tremendista episodio de las Sisargas es lo que mejor me ha salido de Garravento».
Con las Sisargas regresa al ámbito litoral un tanto mítico, desolado, tenebroso y poético, de su novela de ciencia ficción Deshielo y ascensión. «Por cierto —advierte el autor—, he ficcionalizado el dominio de las Sisargas, pues allí habita mi personaje Ragnarr, un ilustrado medio gallego medio sueco, con sus hijos y nietos, en una mansión, junto al potente faro. Por otro lado, mi protagonista es de muy cerca, de Baldaio. ¡Unos días en la playa pueden dar para mucho!», ironiza.