Malena Alterio deslumbra en la española «Que nadie duerma»

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

La actriz Malena Alterio en una escena del largometraje «Que nadie duerma»
La actriz Malena Alterio en una escena del largometraje «Que nadie duerma»

El filme se inspira en la novela homónima de Juan José Millás

23 oct 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

Fue la de ayer jornada de cine español en la sección oficial, con dos maneras opuestas de entender el cine, aunque todas en femenino. La más diáfana fue la del madrileño Antonio Méndez Esparza sobre novela homónima de Juanjo Millás, guionizada por el director junto a Clara Roquet, en una equilibrada mixtura de thriller, comedia negra y empoderamiento, con una insólita Malena Alterio por los matices de su personaje, con momentos hitchcockianos y hasta un guiño cinéfilo al Instinto básico de Sharon Stone…

Abocada al paro como informática después de años en la empresa hundida por un golfo, acaba en una licencia de taxi, que servirá de observatorio social, incluida una estupenda secuencia con nuestro Federico Pérez de policía. Sin pareja, padre mayor, enamoradiza, soñadora y un sentido de la vida casi en desuso, en manos de Méndez Esparza (formado y afincado en Estados Unidos), Alterio va desarrollando su personaje hasta atraparnos en un juego de nada es lo que parece, o casi. Atinado el ritmo, sin dejar pasar la ocasión para anotarse al tan de moda empoderamiento, la actriz ya está en línea de salida para palmarés.

La otra propuesta, más ambiciosa en forma y estructura, y por eso más confusa, es Sobre todo de noche, debut del bilbaíno Víctor Uriarte que parte del delicado asunto de los bebés robados y su conexión con la escoria de la política, para centrarse en dos madres, la biológica y la adoptiva, Lola Dueñas y Ana Torrent, ambas bien ajustadas a sus registros, y el hijo en común con materia epistolar por medio. El propio Uriarte admitió ante la prensa que le preocupaba tanto o más el cómo filmarlo y sus complejidades. Del noir a la road movie, y algunas licencias experimentales, sea con la entrada de la música y el sonido, e incluso Bresson y también la nouvelle vague, acaba en un catálogo de propuestas formales sin un acabado global identificable. El objetivo de apuntarse a una nueva narrativa no exime de claridad a las ideas autorales, dejando al espectador la responsabilidad de asumirlas.

Política migratoria polaca

Reconocido en Venecia con el especial del jurado, el largometraje Green Border afronta un tema que ni es novedoso en el cine ni dejará de tocarse en el futuro, mientras la política migratoria del primer mundo tenga más agujeros que un colador. La curtida cineasta polaca Agnieszka Holland toca el drama migratorio entre Bielorrusia y Polonia, infernal frontera verde de bosques para los miles de huidos de las guerras de Oriente Medio, seducidos por la llamada trampa del dictador Lukashenko, para presionar a las fronteras de la Unión Europea, teniendo en Polonia al tonto útil con sus devoluciones en caliente. En tono de casi documental, con una fotografía en blanco y negro y en la que han participado actores y migrantes reales, Holland ya ha conseguido que muy pronto se proyecte en el Parlamento Europeo y les caiga la cara de vergüenza.