Daddy Yankee se une a las filas de quienes cambiaron canciones por oraciones

a. s. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Daddy Yankee, en su concierto La Meta en San Juan (Puerto Rico)
Daddy Yankee, en su concierto La Meta en San Juan (Puerto Rico) Thais Llorca | EFE

Little Richard, Sinnead O'Connor, Bob Dylan y Cat Stevens, entre otros, abrazaron una fe que en ocasiones los llevó a dejar su carrera artística

19 ene 2024 . Actualizado a las 15:02 h.

«Cristo vive en mí y yo viviré para él. Este es el final de un capítulo y el comienzo de uno completamente nuevo». Con estas palabras, publicadas en su cuenta de Instagram, Daddy Yankee ratificó el anuncio que había hecho sobre el escenario: se despedía de la música para emprender una etapa radicalmente distinta. De las canciones a las oraciones. Del reguetón a la comunión.

Ramón Luis Ayala Rodríguez, más conocido también como «el Jefe del Reguetón», no ha aclarado en qué consistirá este camino espiritual. Pero ya con la publicación de su último disco, Legendaddy, había apuntado que se cerraban tres décadas de música. Y ahora lo ha ratificado: «Pude recorrer el mundo durante años, ganar muchos premios, aplausos y elogios, pero me di cuenta de algo que dice la Biblia: ‘¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?’». Unas declaraciones que han sido celebradas hasta por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, como «una historia de conversión»: «El Espíritu Santo sigue más vivo que nunca». 

Carácter religioso

Con este anuncio, Daddy Yankee se suma a las filas de un buen número de artistas que le han precedido en experimentar una epifanía que en ocasiones los ha llevado a dar por zanjada su carrera musical o, en otras, se ha manifestado en discos de un profundo carácter religioso. No han faltado casos donde este abrazo con la fe, lejos de aportar serenidad, ha tenido las consecuencias opuestas. Son sonados los casos de intérpretes que se arrepintieron de su conversión y regresaron a su vida anterior, aunque tampoco faltan los que cambiaron una profesión de fe por otra.

Little Richard, en un directo en Gijón en el 2005, el último concierto ofrecido en España
Little Richard, en un directo en Gijón en el 2005, el último concierto ofrecido en España Eloy Alonso

Quizá el precedente que más se asemeje al de Daddy Yankee sea el de Little Richard. El pionero del rock’n’roll, conocido por su exuberante estilo —musical y de vida—, vivió su particular caída del caballo en 1957, cuando se encontraba en la cima del éxito. Tras una traumática experiencia a bordo de un avión durante una gira por Australia, Richard anunció que renunciaba a la música y los excesos personales. Estudió Teología y se ordenó como ministro pentecostal. Grabó discos de góspel, recorriendo el camino inverso a otras voces gloriosas como las de Sam Cooke y Aretha Franklin. Pero cuando regresó al rock en 1962, aupado por la admiración de unos jovencísimos Beatles y Stones, se entregó al desenfreno vital con más ansia incluso que antes. El intérprete de la inmortal Tutti Frutti vivió las contradicciones de su vida religiosa y roquera hasta serenarse en la senectud.

Por sus raíces musicales en el góspel no pocos cantantes de la comunidad afroamericana alternaron el púlpito con el escenario. También algunos blancos, como Pat Boone, que se benefició de éxitos originales de artistas negros en tiempos de segregación racial. Conservador en lo político, Boone tanto podía cantar Speedy González en televisión como presidir rezos colectivos y su hogar acogía sesiones formativas de lectura de la Biblia. En tiempos más recientes, el rapero M.C. Hammer ha desarrollado una carrera paralela a su música —nunca ha sido capaz de revalidar el éxito de You Can’t Touch This— como ministro pentecostal televisivo.

Si artistas como Hammer han mantenido separada su actividad religiosa de la musical, en otros su conversión no los ha llevado a renunciar a su arte, sino al proselitismo desde sus discos. Ahí están álbumes cristianos de Bob Dylan, Saved y Slow Train Coming. George Harrison fue el Beatle que más lejos llevó en su música la exposición a los credos orientales y abrazó una variante del hinduismo.

Yusuf Islam, antes conocido como Cat Stevens.
Yusuf Islam, antes conocido como Cat Stevens. ADAM VAUGHAN | EFE

El islam ha sido otro punto de llegada para músicos conversos. El caso paradigmático es el de Cat Stevens, a quien, como Little Richard, ver la muerte de cerca lo llevó a abrazar una nueva fe. Su transformación en Yusuf Islam lo llevó a abandonar la música —salvo participaciones eventuales en actividades benéficas— durante casi tres décadas.

Sinéad O'Connor en una imagen de 1990
Sinéad O'Connor en una imagen de 1990 AP

Volviendo a territorio rapero, Everlast renunció al catolicismo en 1996 para convertirse al islam. Y al islam llegó también Sinéad O’Connor tras su tortuosa relación con el catolicismo de su Irlanda natal, que tuvo su episodio más polémico cuando rompió en televisión una foto de Juan Pablo II. Más tarde, O’Connor declaró que su misión era «rescatar a Dios de la religión».