El cantante americano Chris Isaak actuará en A Coruña el 24 de julio

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

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El músico incluye Galicia dentro de la gira europea que hará el próximo verano

16 ene 2024 . Actualizado a las 16:36 h.

Será tres decenios después de abrir el Concierto de los Mil Años, celebrado en julio de 1993 en el Estadio de Riazor de A Coruña. Entonces, Chris Isaak tenía 37 años y todavía surfeaba la ola del éxito de Heart Shaped World (1989) —el disco en el que incluyó su celebérrima Wicked Game— con el notable San Francisco Days (1993). Encantó a los periodistas —sacó una guitarra en medio de la rueda de prensa y se puso a tocar para ellos—, enamoró a los fans —varias subieron al escenario a bailar con él— y, sobre todo, conquistó al público general. Este aplaudió a rabiar su elegante reivindicación el rock melodramático, brillante y eterno.

Ahora le tocará actuar cerca de allí, en el Palacio de la Ópera, el 24 de julio. Una delicatesen musical de verano a cubierto dentro de una programación donde ese mes en la ciudad brillan Luis Miguel, Aitana y Camilo. Lo de Isaak —que ahora ya luce 67 años y viene de hacer una gira en la que revivió su último trabajo de estudio, Everybody Knows It's Christmas (2022) donde canta a la Navidad con rockabilly, country y góspel— se dirige a un público cómplice de su visión atemporal de la música. Esa sensibilidad especial de regusto clásico que surgió en Estados Unidos entre el reinado del hard-rock angelino de Guns n' Roses y la explosión grunge en el Seattle de Nirvana. Entre esos dos estruendos apareció esa música de guitarras Gibson de caja ancha, tupé perfectamente esculpido (con un mechón siempre cayéndose, eso sí), voz de terciopelo y versos que parecían ramos de flores.

Comparado mil veces con Elvis Presley y Roy Orbison, Chris Isaak, realmente caminaba entre ambos mundos con el viento de la música crooner soplando de fondo. Un feliz anacronismo en los ochenta de los sintetizadores y las producciones ampulosas. También alguien fuera de tiempo en los noventa rugientes de las guitarras que mordían por la ansiedad de la Generación X. Él lanzaba allí sus armas. Temas como Blue Hotel, su versión del Heart Full of Soul de The Yardbirds, el citado Wicked Game, elevado a los altares por David Lynch en el filme Corazón salvaje (1990), o discos tan bien construidos y mejor acabados como Forever Blue (1995). Y con eso siempre ganaba. Lo demostró también en su segunda visita a Galicia, con un concierto en Ourense dentro de la programación del Xacobeo 2010. Y lo siguió confirmando en una carrera que continúa. Ahora toca de nuevo en A Coruña. Por ahora, la única ciudad que lo acogerá este verano en España.