David Gilmour ofrece una lección de estilo desde la oscuridad

No podía ser de otra manera. Nada más sonar Black Cat, el primer tema de Luck and Strange, suena esa guitarra tan particular. Trazo lento, goteo lírico, expresividad absoluta. La que enamoró el mundo con Shine On You Crazy Diamond de Pink Floyd. Es la marca personal de David Gilmour, guitarrista de la mítica formación que entrega aquí su quinto álbum en solitario. En el segundo tema, de igual título que el disco, aflora otra seña de identidad: su voz susurrante. Canta ahí: «El corazón late de miedo aquí en el teatro de mi alma». Son versos de su esposa, Polly Samsom, que desde la oscuridad escribe poesía del paso del tiempo, las miradas atrás y la muerte.

Continuista en lo sonoro de la producción anterior de Gilmour, tiene Luck and Strange el camino perfectamente trazado para encantar. A estas alturas, difícilmente alguien que no sea un enamorado de Pink Floyd acabará llamando a su puerta. El que lo haga atraído por su estilo no saldrá decepcionado porque, además de ofrecer una notable muestra de lo que el guitarrista de 79 años puede ofrecer, el disco se extiende como un manto negro que atrapa. Una vez ahí, desconectado del mundo del sobreestímulo en colorines, puede llegar a estremecer.

«¿Sostendré tu mano o te quedarás tú sosteniendo la mía?», dice en Dark and Velvet Nights, insertando el poema que le hizo Polly en su aniversario de bodas dentro del mayor brío roquero del disco. «Las fotografías del amor joven / envejeciendo en blanco y negro», canta en Sings, seguramente sobre la mejor melodía del álbum . «Cosecharás lo que siembres / como descubrí hace mucho tiempo», suelta en la bonita The Pipper's Call. Y como queriendo alargar una mano al futuro, se marca una preciosa versión del Beetween Two Points de The Montgolfier Brothers con su hija Romany Gilmour. Ideal para escucharlo en la noche oscura y aterciopelada, apartado de todo.

David Gilmour «Luck And Strange». Sony Music. 11 temas. 7 / 10

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