Martín Rejtman, director: «Cada vez resulta más difícil hacer cine en Argentina»

Carmen Gómez Mariñas
Carmen G. Mariñas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El director Martín Rejtman.
El director Martín Rejtman. ALEX ABRIL | FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTÍAN

El porteño estrenó en el Festival Intersección un documental sobre los repartidores rodado entre Buenos Aires y Venezuela durante dos años

03 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si se tratara de algo tan simple como asomarse desde una ventana, Martín Rejtman (Buenos Aires, 1961) invita en El repartidor está en camino (Riders) a mirar atentamente la realidad de los repartidores, esas personas casi invisibles que permiten que nuestros pedidos a cafeterías y restaurantes estén en nuestra casa en cuestión de minutos. El documental, estrenado en España en el marco del Festival Intersección de A Coruña, es una sucesión de planos fijos, en los que la acción está en la cotidianidad. Al menos, aquella que se podía vivir en el 2020, cuando las mascarillas eran parte del día a día, hasta el 2022, cuando se fue recuperando poco a poco la normalidad.

Los sonidos de los paquetes siendo preparados, el escaso tráfico en las calles o las cadenas de las bicicletas eran lo único que se escuchaba en un momento en el que la mayor parte de la población mundial estaba confinada en sus hogares. Excepto ellos. Los riders, en palabras del cineasta argentino, pasaron de «personas anónimas a protagonistas de la vida en la ciudad». 

La idea de producir este documental llegó algo antes. Rejtman recuerda cómo en el 2019 estaba dándole vueltas a la posibilidad de hacer más obras de no ficción, ya que un documental que dirigió anteriormente, Copacabana (2006), le había resultado «muy agradable de hacer». A diferencia de un largometraje tradicional, un documental permite no poner en la pantalla «exactamente lo que imaginas escribiendo el guion. El resultado es algo más relajado y más libre».

Grabar en pandemia

La pandemia fue la excusa perfecta para retomar este tipo de trabajos, ya que en el rodaje de La práctica, otra película que estaba grabando, «los tiempos se dilataron». Además, en este momento los repartidores cobraron mayor relevancia así que el cineasta vio claro que «era el momento de filmar». Pero «registrar» este documental en un contexto tan atípico no fue nada fácil. El director explica que «al principio teníamos hasta miedo de bajar del auto porque no había nadie por la calle, estaban solamente los repartidores y las ambulancias. Y nosotros ahí, intentando registrar estas situaciones. Al final lo normalizamos como se normaliza todo».

Durante la grabación, conocieron a repartidores venezolanos como Alexander, uno de los protagonistas del largometraje, y esto les llevó a querer rodar parte del documental en Venezuela para conocer sus orígenes. «Fue súper interesante conocer ese país, en este momento tan traumático, con un Gobierno tan complicado, y una situación política y social tan complicada. Fue muy enriquecedor y muy impresionante, porque no era el desastre que todos pensábamos, pero tampoco era el paraíso», comenta el director.

Así, el documental nos presenta a los repartidores en sus momentos de trabajo, pero también en los de desconexión, cuando comparten momentos juntos. El espectador es un observador desde la distancia, una decisión estilística que Rejtman defiende por su modo de trabajar. «Me gusta más la idea de observar algo que la de intervenir y meterme demasiado. Estoy siempre a la espera de que algo pase en el documental, y eso es lo que se ve», expone. Los sonidos también son una parte fundamental del largometraje, convirtiéndose casi en coprotagonistas de la historia. «A pesar de que es un documental, hay un trabajo de sonido que fue largo», señala.

El cine argentino se encuentra en una situación complicada, con recortes por parte del Gobierno de Javier Milei y el cierre del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Rejtman denuncia que «el problema no es económico, sino político. No es una cuestión de que no haya dinero, porque el instituto de cine tiene un impuesto directo que va a fomentar películas, pero el Gobierno considera que la cultura es progresista y es un Gobierno que detiene cualquier desafío ideológico. Es un problema más político que económico».

«La práctica» continúa con sus ficciones humorísticas

Aunque Martín Rejtman define como «exigentes» las películas de ficción, estas son mayoría en su filmografía. El director de Dos disparos (2014) estuvo a lo largo de este año promocionando su film La práctica.

En sus palabras, este largometraje «continúa con el tipo de ficción que venía haciendo». La cinta cuenta la historia de Gustavo y Vanessa, una pareja que se separa y debe reconducir su vida por separado. Ambos son profesores de yoga y deben hacer frente a una serie de situaciones absurdas que hacen que la separación resulte cada vez más difícil en una película que se mueve entre el humor y el drama.

Rejtman, también responsable del guion, explica que nunca hace «comedias 100 % de género», pero, en este caso, se decantó por «una comedia más directa, que al mismo tiempo sigue una línea respecto a mis películas anteriores».

A diferencia del documental El repartidor está en camino (Riders), esta es una película más comercial. Las apuestas que se alejan de lo tradicional, con presupuestos más bajos, están en un momento delicado en la industria cinematográfica argentina. El director reconoce que no sabe cómo en este contexto puede existir un cine menos comercial. De cara al futuro, explica que está escribiendo otras cosas, pero no «pensando en cómo producirlas o cómo financiarlas». Entre sus próximos trabajos se encuentra un largo, un corto y también un documental en Chile, en el que combinará sus estilos incluyendo escenas de ficción.

Este 2024 ha sido un año de retrospectivas y proyecciones por todo el mundo para el cineasta argentino, con viajes que le resultan «una forma de evasión también, Porque, para estar acá, con este clima tan feo, prefiero estar afuera», confiesa.