El marcapasos de Gene Hackman revela que el actor llevaba muerto diez días

Cuando la policía encontró su cadáver, el pasado miércoles, el actor Gene Hackman, de 95 años, llevaba ya diez días muerto. En el aire reseco de Nuevo México, donde permanecía prácticamente aislado junto a la pianista Betsy Arakawa desde hace más de una década, su cuerpo estaba casi momificado; el de su esposa, tres décadas más joven, en estado de descomposición. A pocos metros de ella reposaba el transportín de uno de sus tres pastores alemanes, que murió encerrado en la cesta. Sus otros dos perros se encontraron vivos, «en buen estado de salud», deambulando por la propiedad confirmó el sheriff del condado de Santa Fe, Adan Mendoza.

El marcapasos del intérprete registra el último movimiento de su corazón el 17 de febrero, lo que sugiere que esa habría sido la fecha de su fallecimiento, tal y como recoge Efe. A falta de los resultados de las pruebas de toxicología y del informe de la autopsia, que pueden tardar semanas, los análisis preliminares han descartado que Hackman y Arakawa muriesen por intoxicación de monóxido de carbono, como se había especulado en un primer momento. El Departamento de Bomberos de Santa Fe revisó la casa en busca de posibles fugas de gas y no encontró ninguna. No obstante, según el informe, al haber pasado tantos días, podría haberse disipado, ya que la puerta de la casa fue encontrada entreabierta.

Los cuerpos no tenían heridas, por lo que la actividad criminal está casi por completo descartada. La investigación se centrará ahora en determinar por qué la puerta no estaba cerrada y a qué responde que solo haya fallecido uno de los tres perros.

Según la agencia Colpisa, fue el operario que fumiga periódicamente las viviendas de la urbanización al pie de las montañas quien al ver sus cuerpos inertes en el suelo de la vivienda, a través de una de las ventanas, informó a un empleado de mantenimiento, que a su vez llamó a los servicios de emergencia. Al llegar, los agentes encontraron a Hackman desplomado en el vestíbulo del porche que da a la cocina, como si se hubiera caído repentinamente, con sus gafas y su bastón al lado. Su esposa estaba recostada en el baño, cerca de un calefactor portátil que pudo haber tirado al desvanecerse.

El sheriff ha admitido que sigue habiendo incertidumbre con respecto al orden de las muertes. Las autoridades continuarán realizando entrevistas a los vecinos y trabajadores de la zona.

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