Leiva se reconcilia con «Princesas»: «Quién soy yo para arrebatarle este momento a la gente. Un poco de cintura. Son solo canciones»
CULTURA

Doce años después de haberla retirado de su repertorio «porque la odio profundamente», el artista madrileño recuperaba el tema en su gira «como guiño cariñoso a los nostálgicos»
15 ago 2025 . Actualizado a las 10:44 h.En el año 2005 el grupo madrileño Pereza estrenaba su tercer álbum de estudio, Animales. Princesas, el primer sencillo de aquel trabajo discográfico, se convirtió, sin pretenderlo, en un himno generacional: «Sigo buscando una sonrisa de repente en un bar, una calada de algo que me pueda colocar». También en la canción más odiada por su autor, como antes le había ocurrido a Liam Gallagher con Wonderwall —«No soporto esa puta canción. Cada vez que tengo que cantarla me dan arcadas»—, o a Kurt Cobain con Smells like teen spirit —«Estoy harto de que me avergüence—.
Veinte años después de la publicación del tema —la compuso en el 2001, cuando todavía vivía en casa de sus padres, pero tardaría unos años en enseñársela a su compañero Rubén Pozo— , y doce desde que Leiva decidiera retirarla de su repertorio, este jueves el artista sorprendía a sus fans con una profunda reflexión acerca de esta canción que, como él mismo reconoce, transformó su vida y su carrera.
«Una tarde cualquiera sentado en la litera que comparto con mi hermano Pablo, hago diana. Tengo 21 años y desconozco que la canción imberbe que acabo de hacer cambiará el rumbo de las cosas», escribe José Miguel Conejo Torres (Madrid, 45 años) en una publicación en «una cosa que se llama Instagram, que gobernará el mundo y carbonizará autoestimas a apartes iguales» junto a una fotografía suya. «Ese pequeño acto cotidiano, exento de cualquier profundidad, se transformará en una de esas canciones que suena hasta en la puta sopa, achicharrando radios y generando revuelo a nuestro paso, provocándome un rechazo precoz a pesar de que acabe financiándome cosas impensables para mí entonces, como una vieja Volkswagen T2 naranja 1973 de Scooby-Doo o mi primera Fender Telecaster», continúa el mensaje.
«Desconozco, también, que la gran mayoría de las veces que la interprete sentiré bastante rubor, y que la eliminaré durante 12 años del repertorio porque la odio profundamente, y, a todas luces, habló de mí muy poco rato», escribe Leiva. «No puedo imaginar que todos esos amigos melenudos que quieren formar bandas conmigo pensarían, de repente, que soy un músico sospechoso, ni que sentiré una contradictoria frustración cuando el público la pida cada noche con pancartas y “Oé, oé, oés’’», reconoce, tras observar durante años, con cierta tristeza, que Princesas se convertiría en su canción «más celebrada en directo, pasando por la derecha a cualquiera de mis últimas obras sofisticadas y maduras».
«24 años después, he logrado sacudirme la culpa y entender que solo soy un vehículo para recordar a algunas personas quiénes fueron, y, con un poco de suerte, quiénes son hoy», añade. «Con 45, sumergido en la gira más grande de mi carrera —su gira Gigante, que culminará el 8 de noviembre en Barcelona, incluye 30 actuaciones por toda España— y sin ninguna necesidad de echar mano de ella, decido meterla en el repertorio como guiño cariñoso a los nostálgicos. La canción hace de las suyas y vuelve a arrasar en directo. Me rindo y la pongo en el bis. Cada noche en el escenario, combato mi ruido interno agarrándome a las caras de felicidad del público, mientras pienso quién soy yo para arrebatarle este momento a la gente. Un poco de cintura. Son solo canciones».