Escuchando Elefantes alza su música contra la gordofobia

Javier Becerra
JAVIER BECERRA REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Sílvia Rábade, cantante de Escuchando Elefantes, en un fotografma del vídeo de «Banderas».
Sílvia Rábade, cantante de Escuchando Elefantes, en un fotografma del vídeo de «Banderas». .

El dúo gallego lanza el single «Banderas», un himno de empoderamiento femenino

22 sep 2025 . Actualizado a las 09:16 h.

«Me has llamado gorda / me has llamado fea / mientras yo lloraba frente a la nevera», canta Silvia Rábade en Banderas, el nuevo tema de Escuchando Elefantes. Se trata del single de adelanto del nuevo disco del dúo gallego, que completa Carlos Tajes, y que se publicará el 3 de octubre. No es una canción más para la cantante, guitarrista y batería. «Soltarla fue importante para mí. Y digo soltarla, porque me sentí así, sacando algo que me generaba una contradicción en la cabeza —confiesa Silvia—. Por un lado, no quería decir eso, porque iba a parecer que me quiero poner en una posición de víctima, pero, a la vez, no quería que se quedase ahí guardada por una visión de mí misma».

Fue Carlos, su compañero y coautor, quien la empujó a dar el paso. «Él decía que era un temazo, pero yo tenía sentimientos encontrados. Al final, me lancé con una idea: levantar una bandera blanca y hacer la paz, no solo con los cuerpos, sino con nosotras mismas», explica. En el videoclip, la artista porta esa bandera. Es su pareja quien la clava buscando una calma con la que dejar atrás insultos, humillaciones e incomodidades personales.

Pese a su vocación colectiva, Banderas nace de vivencias íntimas. Por ello, en la pieza audiovisual Escuchando Elefantes ha optado por incluir vídeos caseros de aquella Sílvia niña que no encajaba en las medidas que imponía la sociedad, cuando ni siquiera existía la gordofobia como concepto ni como mal a erradicar. «Por temas hormonales, tenía ese peso no normativo de pequeña —recuerda—. Fui a un endocrino. Nos dijeron que era todo hormonal y que iría cambiando». Haciendo la selección de imágenes recordó algunos de aquellos comentarios. Puntualiza que no fueron muchos, pero algunos le hicieron un daño tremendo. «Alguna persona importante en mi vida los hizo. No te lo dicen por maldad, pero no saben el impacto que pueden tener en una persona», señala.

Ahora, después de muchos ensayos para tenerla lista para la gira, cree que ya no le costará tanto cantarla como al principio. De todos modos, siempre se emociona al hacerlo: «Pienso en todos esos momentos en los que alguien ha podido ejercer su poder sobre mí, sea como sea. Ese abuso de poder de alguien que se ajusta más a un estándar de la sociedad y cree que tiene más derecho que yo a ciertas cosas por ello».

Hacia el poder personal

Según la autora, la canción trasciende al problema concreto de la gordofobia: «Habla mucho de la depresión y el poder personal, cosas que yo tengo muy trabajadas y que llevo bastante tiempo con ellas. Quería que la canción soltase algo que no fuera una queja ni una victimización de una mujer que se ha sentido juzgada por cualquier cosa. Quería llevarla a otro punto. Cuando escribí la segunda parte del tema, lo quise centrar en el poder personal. De cómo cambia la canción de un “quiero reír otra vez y bailar siempre” a un “voy a volver a reír y bailar siempre”. Nuestra idea era denunciar la superficialidad del ser humano en general, de la que todos pecamos. Y que cualquier mujer que la escuche se sienta poderosa siendo realmente lo que es».

Banderas ha generado un aluvión de mensajes en las redes sociales del grupo. «Es algo impresionante. Minutos antes de esta entrevista me llegó un mensaje. Se le escuchaban las lágrimas en la voz y me daba las gracias. Me decía: “Te cambio la ge de gorda por grande y la efe de fea por femenina”. Me pareció superbonito». Pero, como es norma en el mundo digital, todo ese entusiasmo guarda un reverso: «Paradójicamente, desde que ha salido la canción me han llamado gorda y fea más veces en internet de lo que me lo han llamado en toda mi vida. Ahí ves claramente la resistencia que tiene la gente a no ser superficial. Pese a los cambios, aún hay unos pocos que se resisten a vivir en una sociedad más amable y menos crítica».