Muere Pablo Guerrero, el cantautor que pidió en el franquismo que la democracia llegase «a cántaros»

a. l. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Pablo Guerrero
Pablo Guerrero BEA OTERO

Recogió el folk de Bob Dylan y Leonard Cohen para elaborar algunos de los himnos de la Transición

01 oct 2025 . Actualizado a las 08:22 h.

Se grabó en 1972 y se incluyó en el disco homónimo A cántaros. En él Pablo Guerrero recogía las influencias de artistas como Bob Dylan, Joan Baez y Leonard Cohen y, con un tono espartano, lanzaba una canción que decía: «Tiene que llover a cántaros». La lluvia que pedía el extremeño miraba a la libertad en un tiempo en el que el franquismo encaraba sus últimos años. «Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian / que la siesta se acaba», cantaba allí.

Dicho tema se convirtió rápidamente en un himno de la resistencia en ese tramo final de la dictadura. Y en todo un estandarte de la transición, simbolizando la esperanza y el anhelo de libertad de un pueblo. Es la canción más célebre de un artista que falleció ayer a los 78 años y que fue uno de los referentes de la Nueva Canción Española junto a artistas como Joan Manuel Serrat, Luis Pastor o Paco Ibáñez.

Criado en un entorno rural y familiarmente vinculado a la agricultura, Pablo Guerrero se trasladó a Madrid en su juventud para estudiar Filosofía y Letras y formarse musicalmente. En 1969, cuando tenía 23 años, participó en el Festival de Benidorm con la canción Amapolas y espigas, obteniendo el segundo lugar y el premio a la mejor letra. Este éxito marcó el inicio de su carrera profesional, que se catapultaría con A cántaros, un disco que marcaría totalmente los primeros años de una carrera que corría en paralelo al cambio político y social del país.

Sin embargo, llegaron los años ochenta y, en medio de la fiesta del color, los cantautores políticos quedaron en un segundo plano. Guerrero aprovechó para experimentar con otros estilos. A lo largo de su trayectoria coqueteó con el jazz, el flamenco y la música electrónica.

Además de su faceta como cantautor, Pablo Guerrero cultivó también la poesía escrita. Desde finales de los ochenta, publicó varios libros que reflejan su sensibilidad y compromiso social.

Su trayectoria fue reconocida con numerosos premios, como la Medalla de Extremadura (2000), la más alta distinción de esta comunidad autónoma; el premio a Toda Una Vida, de la 13ª edición de los Premios de la Música, (2009) y la Medalla de Oro de Bellas Artes (2022), entre otros galardones.