Trinta cumple 40 años: «Es inolvidable el premio a mejor galería española de Arco»
CULTURA
El espacio de arte reúne en una muestra obras simbólicas a lo largo de su historia
21 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En noviembre de 1985, en la Rúa Nova de Santiago, un grupo de socios abría la galería Trinta. Ahora, en nueva ubicación en Virxe da Cerca, tras organizar 288 exposiciones y acudir a 97 ferias nacionales e internacionales, el espacio de arte con Asunta Rodríguez al frente celebra sus cuatro décadas con Piezas que nunca debí haber vendido. Se trata de una exposición que rinde homenaje a los dos «elementos fundamentales para su supervivencia»: los artistas y los coleccionistas. Un proyecto, además, con quiere dejar patente que «en la periferia suceden cosas que rozan la excelencia».
Entre las obras que se exhibirán hasta el 15 de enero hay fotografía, escultura, pintura e instalaciones de artistas como Esther Ferrer, Carmen Calvo, Din Matamoro, Berta Cáccamo, Daniel Verbis, Pamen Pereira, Chema Madoz y Manuel Saiz, entre otros. Pero los nombres no fueron la clave para seleccionar estas obras que pertenecen a una docena de coleccionistas gallegos y uno de Cantabria, sino el significado que han tenido para conformar la trayectoria de Trinta. «No es una exposición de nombres, sino coral, porque entre todos hemos construido una historia. [...] Son piezas de determinados momentos que escogieron personas muy especiales; cada una de ellas tiene una capa que solo conocemos el coleccionista y yo. Una de las obras es la última que vio mi mejor amiga antes de morir, otras son creaciones compradas durante la crisis financiera en momentos económicos gravísimos para la supervivencia de Trinta...».
Estas últimas décadas han dejado momentos imborrables en la memoria de Asunta Rodríguez, que comenzó a trabajar en la galería en 1988. Primero, lo hizo bajo la dirección de Manuel Allué, para posteriormente asumir ella esta labor. Ya en 1992 adquirió el espacio junto a Adolfo Sobrino y, tras cinco meses, «el sábado de Arco de 1993», pasó a ser de su propiedad. Precisamente, a la feria de Madrid liga uno de los momentos grabados con letras de oro en la trayectoria de Trinta. «Por mi juventud, por lo inesperado y por lo absolutamente maravilloso que fue, es inolvidable el premio que nos dieron a mejor galería española en Arco de 1995. Aquello cambió mi historia profesional para bien».
Al otro lado de la balanza, Asunta Rodríguez sitúa la crisis financiera tras la quiebra de Lehman Brothers. «Lo cambió absolutamente todo. [...] Pasé algunos de los peores momentos de mi vida. Desamparo es la palabra que podría definir aquellos primeros años. A partir de ahí te vuelves más precavido», relata. Además, modificó la manera que tiene el público de acercarse al arte contemporáneo en las galerías. Antes los compradores «descubrían cosas, ahora, en cambio, tienen una lista de artistas importantes y su deseo es ir tachando esos nombres». Por lo tanto, la situación actual poco se asemeja a la de los inicios: «El galerismo como yo lo conocí está en completa extinción. El mundo en el que trabajé durante 20 años no tiene nada que ver con el de ahora». Además de ser impensables algunas producciones que se hacían antaño, Asunta Rodríguez explica que desde la pandemia han bajado las visitas a las galerías y han crecido los clientes de las ferias. Eso sí, deja claro que si Trinta ha sobrevivido fue porque siempre ha estado muy asentada en la ciudad y en el entorno próximo.
Estas cuatro décadas las recogerá en el libro Como flota el aceite sobre el agua, que se presentará el 15 de enero. Pero Trinta escribirá nuevos capítulos. La próxima semana estará en una feria en Miami. «Lo que quiero es que la vida me sorprenda y en este trabajo te da un subidón de adrenalina cuando descubres un artista con el que puedes trabajar», sentencia. Para Asunta Rodríguez, más de allá de formatos y temáticas, «lo que interesa es que sea arte».