El ex jugador destaca ahora como mordaz y sarcástico comentarista televisivo de baloncesto
11 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.La NBA hierve, la espiral de los play off ha desatado la emoción no sólo en los aficionados, sino también en los dirigentes de la Liga y en los canales televisivos. Mientras la pasión rige a los primeros, el negocio atrae a los últimos. El show ha de ser interesante para mantener la rentabilidad del circo. Así, el sábado, por ejemplo, a Phil Jackson, entrenador de los Lakers, la emoción de recortar distancias con San Antonio lo mandó al quirófano, donde se sometió a un cateterismo para limpiar una arteria coronaria. Jackson quería regresar ayer mismo al banquillo, quizá para no perderse los play off más emocionantes de la historia. Fuera de las canchas la gran estrella es Charles Barkley, la retirada figura de la NBA y ahora comentarista televisivo. Esta es la primera temporada del nuevo contrato de televisión firmado por la NBA y los imperios AOL Time Warner y Disney Corporation. Contempla unos ingresos de 4.600 millones de dólares por seis años, cien más que el anterior. La ABC retransmite un partido los domingos y, por primera vez, varios canales por cable ofrecen el grueso de los encuentros. El sarpullido surge cuando las audiencias bajan, situación que David Stern, comisionado de la NBA, achaca a las numerosas retransmisiones deportivas. En diversión arrasa la TNT. Durante determinados días cubre los partidos más interesantes en exclusiva. Puede ofrecer hasta tres seguidos y todos son desmenuzados por los ex jugadores Charles Barkley y Kenny Smith. A veces se les une Magic Johnson. Las tertulias transcurren en medio de bromas, risas, apuestas, desafíos y críticas feroces, casi siempre protagonizadas por el lenguaraz Barkley. La entrada triunfal de los mitos en el plató se produce en un todoterreno que detiene su marcha sobre unos saltarines amortiguadores. A partir de ahí, el Gordo y compañía comienzan un show que mantiene al presentador en vilo permanente. Si hay tres partidos consecutivos, Charles se queja: «¿Por qué me vas a machacar a mí y a la audiencia con tanto baloncesto? Como intentéis poner un resumen al final de los partidos, me voy». Los play off se van cobrando víctimas a las que hay que castigar en la TNT. Cada día se invita a un jugador de un equipo eliminado, blanco de las bromas de Smith y Barkley. Al llegar un descanso, el invitado participa en un concurso de triples ante una canasta instalada en el estudio, lo cual le valdrá una inevitable crítica y un puesto determinado en el ránking de invitados, quienes aparecerán, de forma sarcástica, retratados como hábiles pescadores de salmón en sus anticipadas vacaciones. Pero Barkley no es inmune a las bromas. La semana pasada la tomaron con él los hermanos Maloof, dueños de Sacramento Kings. Tras decapitar un muñeco que representaba a Barkley, el ex jugador montó en cólera. Para compensarlo, los Maloof lo invitaron a pasar un fin de semana en una suite del Hotel Palms, propiedad de los multimillonarios hermanos y lugar de moda en Las Vegas, siempre bajo el cuidado de atractivas señoritas. El Gordo prometió sacrificarse. De todos modos, el Barkley que llama estúpidos a los dirigentes de New Orleans por despedir al entrenador Paul Silas o que asegura que Kobe y los Lakers están agotados muestra un lado vulnerable. Ha donado más de un millón de dólares a escuelas públicas, visita enfermos y detiene su coche para jugar al baloncesto en barrios deprimidos. Eso sí, nada de cámaras. ¿Será para mantener la pose de duro? Sir Charles, el lado humano de un show .