El fútbol no es cosa de hombres

La Voz

DEPORTES

La selección autonómica sub 25 realizó su primer entrenamiento de la temporada y el combinado sub 17 vivió su primera convocatoria de la historia.

11 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

?¡Adelaida, do Lampón! A ver, ¡Adelaida, do Lampón! ¿Non veu? ?No, no. ?¿Tuvo que quedar co neno? ?No tenía con quien venir. ?Pero, ¿no vino más gente del Lampón? ?Sí, pero no había sitio para todas. Manuel Rey, Petaca, entrenador de la recién nacida selección gallega sub 17, no pregunta más por Adelaida y sigue pasando lista, en Santiago. Gajes del oficio. Son casi las ocho de la tarde y ya empieza a refrescar en el campo de As Cancelas, en Compostela. Las sub 17 reciben la charla de presentación de su técnico. Las integrantes del combinado sub 25 comienzan el entrenamiento. Ellas comenzaron a llegar a las siete. Se desplazaron por su cuenta desde Aguiño, Arousa, A Coruña, A Guardia... Tienen que buscarse la vida, turnarse para llevar el coche, convencer a algún padre. La que no se mueve no sale en la foto... de equipo. Después, la Federación Gallega les compensará económicamente en función de los kilómetros. Se les paga el viaje, aunque el año pasado en lugar de dinero se les invitaba a una cena en Compostela. «Por lo menos así llegan a casa cenadas», dice Petaca. Los chicos prefieren un billete a cualquier invitación gastronómica, recuerda el seleccionador, que también es técnico del combinado gallego masculino sub 18 y del Fátima. Ellos, «más irresponsables», tienen un toque de queda más estricto cuando juegan en el nacional. Pero para ellas el fútbol y el dinero, el balón y el estrellato, el área y la prepotencia circulan por carriles distintos. Aquí también hay gomina. Pero se luce con sonrisa. Los integrantes el cuerpo técnico bromean con las que salen engominadas del vestuario. Hay confianza, son las sub 25. Saludan al míster con un desenfadado ¡Ei, Petaca! Y convierten el vestuario en una fiesta. Celebran los reencuentros con abrazos, comentan en primera persona la última expulsión, la derrota del Madrid... Una grita: «¡Me olvidé las botas» y pronto recibe un préstamo salvador del 37. Las sub 17, que están de estreno, tienen cara de primer día de colegio. Se les ve nerviosas. El seleccionador les ha dicho que todo ha sido muy apresurado, que casi les ha pillado el toro. La nueva normativa del Campeonato de España, que se celebra a principios de enero, exige este año que cada autonomía presente dos formaciones: la sub 25 y la sub 17. Hubo que improvisar un equipo. Petaca les pidió a los 14 clubes gallegos que les enviaran a sus mejores jugadoras de esta categoría. Como es la primera convocatoria de las más jóvenes, todo es más solemne. Julio Meana, presidente de la Federación Gallega de fútbol, les dedica unas palabras antes del entrenamiento. Les pide compromiso con la camiseta y les dice que está «orgulloso» de ellas. Y ellas pisan con curiosidad el suelo verde. Es hierba artificial y están acostumbradas a otra cosa. Y no precisamente al césped de Old Trafford. Suelen jugar en campos de tierra. La seriedad asoma por sus caras. Aunque se escapan la risas cuando el entrenador bromea con que «o mozo» no les deja ir a entrenarse. Pero después, en serio, se les dice que comparen el calendario de convocatorias con su agenda. Los exámenes son el problema. Como para algunas sub 25, aunque en esa categoría muchas también tienen que sisarle horas al trabajo. «Por aquí pasan desde gasolineras, peluqueras, hasta soldados», indica el técnico. En el campo, el trabajo físico no difiere de un entrenamiento con protagonistas masculinos. En los partidillos hay intentos de taconazo, alguna pared y el taco espontáneo que lamenta los errores. Nada nuevo sobre el terreno de juego. Después, vuelven a los vestuarios para reencontrarse con sus vaqueros y sus deportivos. Algunas son alérgicas a la cámara y la grabadora. «¿Dónde está ese protagonismo?», se ríe el utillero. Ellas se van y se cruzan con un grupo de chicos. Comienza el relevo. Y casi no hay diferencia en el comportamiento. A excepción de algún comentario que recuerda que sobrevive el machito rancio del fúnbol. Quizás pronto se extinga. Porque ahora las depredadoras del área son ellas.