España busca la revancha de lo que Santana, Gisbert y Orantes no pudieron lograr en su momento y Australia clama venganza por la derrota que sufrió ante la Armada en el Palau Sant Jordi de Barcelona (2000). Las 15.600 localidades del Rod Laver Arena, en Melbourne, están agotadas. Los aficionados quieren volcarse con Hewitt y compañía. Australia, 27 veces campeona de la Copa Davis, no consigue el título en casa desde 1986. España, campeona en el 2000, disputa por tercera vez una final en el país oceánico, donde ya cayó en 1965 y en el 1967 con un equipo liderado por Santana. Los australianos han preparado una pista de hierba al gusto de los suyos y Lleyton Hewitt se ha encargado de calentar el ambiente durante los últimos días. Una situación de la que los españoles han querido huir para afrontar con tranquilidad una final cuya primera jornada será ofrecida por La 2 de Televisión Española (a partir de la una de la próxima madrugada). ¿Qué puede ocurrir en Melbourne? Las apuestas favorecen a una Australia que quiere sacar provecho del factor campo y del apoyo de su público. Pero España tiene sus opciones. Sólo hace falta que Ferrero vuelva a ser el que durante ocho semanas ejerció como líder mundial y que Carlos Moyá esté en su mejor línea. En la primera jornada, Moyá (número dos) se las verá con Mark Philippoussis (número uno) y Juan Carlos Ferrero con Hewitt. El orden de los partidos se sorteó en la madrugada pasada. Los capitanes españoles descartaron ayer a Feliciano López para los individuales, pese a que el toledano es el integrante del equipo que mejor se adapta a la hierba, por lo que afrontará el doble con Alex Corretja, aunque se trata de una pareja experimental.