El cántabro afronta mañana la posibilidad de ser el primer ciclista en ganar cuatro Mundiales.
30 sep 2007 . Actualizado a las 02:43 h.Óscar Freire apenas sabe nada de Alfredo Binda, el primer corredor que ganó el Campeonato del Mundo de fondo en carretera, en 1927. El italiano lograría dos títulos más, en 1930 y en 1932. Ochenta año más tarde, un corredor español, de Torrelavega, puede batir ese récord. Ése y el de otros dos ciclistas más. Cuando Rik van Steenbergen conseguía el último de sus títulos mundiales, Freire no había nacido. La victoria de Eddy Merckx, en 1974, en Montreal, le cogió al corredor cántabro con dos años.
Freire no quiere mirar la historia. Su vida deportiva es su propia historia. Vive, simplemente, la época en la que le ha tocado hacerlo. El Campeonato del Mundo es su carrera, en la que mejor rendimiento obtiene de sus condiciones y a la que hace dos años que no acude por diversos problemas . Es el hombre a batir. Freire vive en su mundo, rodeado por la selección, tranquilo, ajeno a todo lo que se mueve a su alrededor, que es mucho.
Sabe que Samuel Sánchez o Valverde también van a contar con posibilidades, incluso en una llegada con pocos corredores, y eso le permite tomarse las cosas, todavía más, con una cierta filosofía.
El Campeonato del Mundo se parece a una clásica, pero no es un clásica. Es otra cosa. Son 267,4 kilómetros que terminarán por hacerse duros. Catorce vueltas al circuito de 19,1 kilómetros que hay en Sttutgart, con tres repechos, pueden convertirse en un martirio. Serán los corredores quienes tomen la decisión, la forma en la que se corra, el interés en endurecerlo. Para la selección, cuanto más dura se haga la carrera, mejor.
Hay tres subidas en el trazado. La primera de ellas está en el kilómetro 4, Herdweg (700 metros de subida y un porcentaje del 13%). En el kilómetro 9,2 se encuentra la de Birkenkpf (1.100 metros y un porcentaje del 8%). Quedará la llegada, con 2,8 kilómetros y un 7%. La selección en muchos momentos se hará de forma natural.
¿Y los rivales? Durante los últimos años, han sido las selecciones española e italiana las que han llevado el peso de la carrera. Nada va a cambiar en Sttutgart. Son los dos equipos más fuertes. Italia tiene al último campeón del mundo, Paolo Bettini, y con él están Ballan, Bruseghin, Cunego, Pozzato, Rebellin, Tonti, Tosatto y Bertolini.
Antequera quiere contar con el mayor número posible de corredores en los últimos treinta kilómetros, para estar atentos a los cortes con Joaquín Rodríguez, Barredo, Flecha o Florencio, hombres que pueden ser decisivos. A Beltrán y Sastre los tendrá que emplear mucho antes, sobre todo si hay alguna escapada peligrosa que conviene anular.
En torno a Italia y España se moverán el resto de equipos. Desde Michael Rogers o Allan Davis, pasando por los hermanos Efimkin, Alexander y Vladimir, Denis Menchov, los hermanos Schleck o Philippe Gilbert.
Como país, Alemania también va a contar, y mucho. Están en casa, han preparado bien su Mundial y tienen corredores buenos, como Stefan Schumacher. Erik Zabel ha sido cuestionado en su propio país y por sus propios compañeros, pasando por Ciolek, si se llega en grupo, Fabian Wegmann o Jens Voigt.
Los Campeonatos del Mundo se corren siempre de una forma muy especial. Las sorpresas se presentan en contadas ocasiones, pero también llegan. Igor Astarloa, en el 2003, aunque lo cierto es que llegó a Hamilton en un estado de forma soberbio, o Romans Vainsteins en Plouay, en 2000, permiten que muchos corredores sueñen con sus posibilidades.
A finales del mes de septiembre, con la temporada vencida, no es fácil marcarse el Campeonato del Mundo como objetivo, y menos en este deporte que no deja de sufrir convulsiones. La selección española es la gran favorita de este Campeonato del Mundo, pero en la carretera no les van a dejar tranquilos.