La final soñada. Un Real Madrid-Barcelona planetario. Y como artista invitado, un español: Pau Gasol. Si el comisionado de la NBA, David Stern, lo plantifica -algunos malintencionados incluso aseguran que ha tejido sus redes para que fuera así- no le hubiera podido salir mejor. Mañana, los Lakers y los Celtics de Boston disputan el primer acto de una final que se disputa al mejor de siete partidos. Entre ambos, 30 títulos de la NBA. Diez veces se han visto las caras en una final, la última, en el ya lejano 1987, con clara ventaja para Boston, que se ha impuesto en ocho.
Mejorar la audiencia
La final de la temporada pasada entre San Antonio y Cleveland Cavalier fue un pequeño fiasco. Ni los Spurs son los consejeros del espectáculo ni su gran estrella, Tim Duncan, el embajador mediático ideal. Tampoco LeBron James, la figura de Cleveland, ha calado: demasiada potencia bruta para una afición que todavía no ha podido olvidar la delicadeza de Michael Jordan.
Por eso David Stern se frotó las manos cuando los Celtics se reforzaron al principio de la temporada como no lo habían hecho en las dos últimas décadas. Unos meses después, disfrutó aún más cuando los Lakers incorporaron a Pau Gasol, la pieza capaz de llevar al equipo de Los Ángeles a la cita decisiva, de convertir un buen equipo en un aspirante al título. En el horizonte, la final de las finales, el baloncesto de la nostalgia, del showtime de Pat Riley. Magic Johnson y Larry Bird; Abdul Jabbar y Robert Parish; la tradición frente al glamur de las estrellas de Hollywood.
Los gestores de la ABC, cadena propietaria de los derechos de televisión, esperan unas audiencias que podrían acercarse al día en que Michael Jordan, en 1998, silenció a la ruidosa afición de Salt Lake City.
La presencia de un español en una cita semejante era impensable cuando el Boston Garden aún existía. Tampoco hace cinco meses. Pero Pau Gasol ha quemado etapas a una velocidad de vértigo. Número tres del draft , novato del año, una participación en el All Stars. Antes, campeón del mundo júnior y en categoría absoluta, la ACB la Copa del Rey.... Un palmarés al que solo le quedaría el anillo de campeón de la NBA, algo inédito para un español y un logro del que solo pueden presumir ocho jugadores europeos, y solo dos (Tony Parker y Toni Kukoc) con un peso comparable al que tiene Gasol en los Lakers.
Rivalidad desde 1959
Aunque para España el antagonismo entre Lakers y Celtics comenzó en los años ochenta, la rivalidad nació en 1959, cuando todavía los primeros jugaban en Minneapolis. Aquel año, Boston se hizo con el título y los Lakers se mudaron a Los Ángeles. Con Red Auerbach en el banquillo, los Celtics privaron a los Lakers de seis anillos entre 1962 y 1969. «Beat L. A.» (golpea a Los Ángeles), comenzó a gritarse entonces en Garden. Los Lakers, perdieron una nueva final, en 1984, con los Celtics. Fue la última. La revancha llegó en 1985 y 1987. Desde entonces, una travesía del desierto para unos Celtics marcados los trágicos fallecimientos de Len Bias y Reggie Lewis, sus prometedores estrellas. A los Lakers les fue mejor: tres títulos con el dúo Kobe Bryant-Shaquille O'Neal al mando.