De todas las adicciones posibles en el mundo, la de Lamar Odom seguramente es la más dulce. El ala-pívot de los Lakers, que ayer anotó 19 puntos y fue clave en el triunfo sobre los Orlando Magic, está enganchado a las chucherías. Son su perdición. Le gustan de todo tipo, desde el regaliz a las barras de chocolate con cereales. Esas son sus preferidas.
Su adicción llega a tal punto que su asistente personal acude semanalmente a un supermercado próximo a su domicilio en Los Ángeles, llena el carro con estos productos y gasta más de mil dólares en adquirirlos cada siete días. Una vez que los compra se los lleva a casa y se los coloca en una estantería ordenándolos concienzudamente para que Lamar pueda comprobar las últimas adquisiciones.
En este sentido, Odom no se corta. Lo más normal del mundo es verlo en el vestuario o en la zona mixta degustando y compartiendo con sus compañeros chucherías de todo tipo. La propia televisión norteamericana descubrió hace poco tiempo en su taquilla una bolsa enorme con este tipo de productos.
Es más, cada vez que los Lakers juegan fuera de casa, el asistente personal de Odom viaja un día antes a esa ciudad para comprar las golosinas y dejárselas en la habitación del hotel correspondiente para que nada más llegar pueda disfrutar de su afición favorita.
Sin embargo, pese a esta ingesta de productos poco apropiados para deportistas, su estado físico es espectacular. Según explica su preparador físico, «Lamar tiene una constitución diferente al resto, ya que quema el azúcar con mucha facilidad». Su complexión fibrosa y carente de sobrepeso así parece demostrarlo.
Sexto hombre decisivo
Pese a no salir como titular, Lamar Odom es un pilar en el esquema de Phil Jackson. Nunca baja de la media hora de juego y su rendimiento es un termómetro de los Lakers. Cuando Ariza y él funcionan, los Lakers nunca pierden. En el segundo partido anotó 19 puntos, diez de ellos entre el último cuarto y la prórroga. Su ayuda al marcaje de Howard también fue importante.