Carlos Sainz estrena el palmarés nacional en coches mientras Coma vive un calvario de sanciones y acusaciones
18 ene 2010 . Actualizado a las 11:08 h.El Dakar era la prueba de motor que se resistía especialmente a los participantes españoles. Nani Roma alcanzó la difícil cima en el 2004 en la versión motos, seguido posteriormente por Marc Coma en dos ocasiones (2006 y 2009). Rompían así una jerarquía dominada tradicionalmente por pilotos franceses, como Cyril Neveu, Stephane Peterhansel, Cyril Despres o Richard Sainct, intercalados por los italianos Edi Orioli y Fabrizio Meoni, fallecido en un accidente en Mauritania durante el Dakar del 2005.
Pero quedaba la conquista española en las cuatro ruedas. Aquí la tradición también es francesa, como síntoma de cuál es el país organizador, con nombres como Hubert Auriol, Pierre Lartigue, Jean Louise Schlesser o el propio Peterhansel, el hombre récord del Dakar con nueve victorias en dos disciplinas.
Desde este fin de semana, la bandera española se incorpora al palmarés del rali más peligroso del mundo, gracias a la regularidad exhibida por Carlos Sainz, bicampeón del mundial de ralis. «Para España es muy importante haber ganado el Dakar», remarcó Sainz. «La clave ha sido no cometer errores e ir pasando etapas». Ayer reconoció en el fin de fiesta de Buenos Aires, cuando recogía el galardón de campeón junto a su copiloto Lucas Cruz, que le sabía especialmente bien por tratarse «de la victoria más ajustada de la historia» en esta competición, con apenas dos minutos de ventaja sobre el segundo, el catarí Nasser Al Attiyah. «Ha sido muy apasionante, muy ajustado, muy duro. Estoy muy contento porque cuando tienes un reto y lo consigues es el mejor sentimiento», destacó Carlos Sainz, a quien se le sigue recordando por su mundial fallido de 1998 con el «¡Trata de arrancarlo!» de Luis Moya.
Cumplida su meta más ambiciosa, después de tres intentos fallidos en el 2006, 2007 y 2009, su objetivo ahora es «descansar» tras la extenuante carrera.
Un descanso más doloroso tendrá Mar Coma quien, pese a rodar en tiempos de campeón y el dorsal número 1 en su moto, ha vivido una odisea con las penalizaciones y acusaciones de otros participantes. «Hemos tenido condiciones muy adversas desde el principio, sobre todo en la primera semana, puesto que en la segunda conseguí aislarme de los temas extradeportivos y centrarme en pilotar», dijo. «Lo que no preveíamos era tener tantos problemas, ya desde el primer día. Primero una penalización, luego la caída de Jordi Viladoms, los problemas con el mousse de los neumáticos. En todo momento hemos tenido que correr a contracorriente porque, sinceramente, desde el primer día parecía que iban un poco a por nosotros», añadió Coma. «Está claro que el primer día me pasé de velocidad en un radar y no tengo ninguna queja al respecto, pero no deja de ser cierto que siempre había habido cierta tolerancia los primeros días», intentó argumentar. Pero lo que más le dolió fue la penalización por la rueda. «Intentamos demostrar que matemáticamente no había ninguna irregularidad, pidiendo una medición de los tacos, pero luego no la quisieron hacer», recordó.