Bravo resucita el espíritu de Chilavert

DEPORTES

El guardameta chileno consiguió con una afortunada falta directa el único gol de la Real Sociedad ante el Nastic, que consolida a su equipo en puestos de ascenso

15 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Después de evitarlos a decenas, fue necesario un gol para reconciliar a Claudio Bravo con la afición donostiarra. Una hinchada de uñas con el portero después de que este asegurara que los seguidores de la Real infravaloran a los fichajes extranjeros en favor de los jugadores de la casa.

Pero tuvo que ser el chileno, auténtica estrella en el equipo de Martín Lasarte, el encargado de tomar el testigo del excéntrico Chilavert. Bravo emuló ayer al arquero paraguayo y consiguió un gol fundamental para consolidar a la Real Sociedad en puestos de ascenso ante un rival directo.

El tanto llegó con fortuna y en un momento delicado. Al borde del descanso de un partido cerrado, después de tres encuentros sin conseguir la victoria. Poco le importó al portero el enfado de la grada o el hecho de que nunca hubiera marcado antes de falta directa (sí de penalti, en los entrenamientos). Tampoco le puso nervioso la presencia de una televisión chilena para hacer un reportaje sobre su trayectoria. Pudieron más los ánimos de su compañero Diego Rivas (como confesó en rueda de prensa tras el encuentro) y del técnico de los donostiarras, con el que había cruzado una apuesta.

Corrió decidido a reclamar el balón, para sorpresa de varios de los jugadores de campo y lo colocó con mimo para tomar carrera con seguridad. El resultado fue un auténtico churro que acabó en gol gracias a la inestimable colaboración de la barrera, que no solo se abrió por el medio, sino que llegó a tocar el cuero (pateado raso y en dirección al centro) despistando a Rubén Pérez, el portero del Nástic, quien contempló incrédulo cómo la bola se colaba pegada al palo.

Paradas tras el gol

Alterado ya el estado de ánimo de la grada, que le ovacionó durante el resto del encuentro, Bravo dedicó la segunda parte a su auténtica función en el equipo, con la que realmente sostiene a la Real como tercer conjunto menos goleado de Segunda tras el Hércules y el Huesca. Con sus intervenciones abortó los ataques del Nástic propiciando que la victoria se quedara en Anoeta, cuyo público lo despidió entregado.

Como explicó después a La Voz Martín Lasarte, la victoria donostiarra se forjó en torno a una broma de Bravo, que llegó en el 2006 al equipo y es titular indiscutible en su selección. «Él lo comentó en tono jocoso en una rueda de prensa, pero la verdad es que ya habíamos desperdiciado muchas faltas bastante claras. No dábamos una y me decidí a arriesgar. Claudio estaba muy motivado esta semana, con la gente de la tele de su país que había venido a verle, y yo le insistí en que la lanzara él», explicaba el técnico txuri urdin al final del choque.

Curiosamente, no era la primera vez que el aficionado donostiarra vivía un gol anotado por un portero en la historia reciente del club. Aunque el precedente, seguramente no resulte de agradable recuerdo. La Real Sociedad fue la víctima del único gol logrado en España por Chilavert, cuando el arquero paraguayo militaba en las filas del Real Zaragoza, en 1990. Pese a que no era raro ver a Chila encargarse de los libres directos, el tanto para los maños lo logró desde el punto de penalti.

Fue uno más de los 62 que el mítico portero anotó en su larga trayectoria, aunque la impresionante cifra no le sirve para convertirse en el más destacado de los porteros-goleadores, todos sudamericanos. Por delante tiene al brasileño Rogerio Ceni (78) y a la zaga le van el colombiano Higuita (41) y el mexicano Campos (40). Bravo ya lleva uno. Un gol fundamental.