Arranca la Euroliga con el Barcelona como favorito al trono continental

J.?M. Cortizas BILBAO/COLPISA.

DEPORTES

Juega esta tarde frente al CSKA de Moscú, conjunto que ha disputado las últimas ocho finales a cuatro

07 may 2010 . Actualizado a las 02:29 h.

Las cifras marean. Todo gira en torno a ellas cuando se acerca la hora de la auditoría deportiva. Quizá la más salvaje sea, posiblemente, la que plasma año tras año la final a cuatro de la Euroliga. Los supervivientes continentales concentran en ochenta minutos su margen de maniobra hacia la gloria. Dejan un reguero que supera la treintena de participaciones individuales en lo más lozano del básquet continental, que hoy abre el telón en un escenario magnífico como el Omnisports Bercy. Los abonos llevan agotados dos meses, desde antes incluso de conocerse la identidad de los cuatro mosqueteros. Señal inequívoca de que París bien vale una final a cuatro. Barcelona-CSKA y Olympiakos-Partizán. Dos semifinales de órdago.

Es la temporada del Barcelona. Por eso no le tiembla el pulso al aceptar el papel de favorito en el viaje hacia el trono de la Euroliga. Si la ACB no tardó en rendirse a la evidencia de que los azulgrana pueden estar en puertas de una repetición de su conquista en el 2003 del más preciado trofeo continental, al otro lado de los Pirineos la constancia de tal posibilidad fue, si cabe, más explosiva.

Ricky Rubio se estrenará en una final a cuatro continental esta tarde ( 18.00 horas, Teledeporte ) contra el CSKA. Por su recorrido se sabe que no será al de El Masnou a quien le pueda pesar la presión.

Escoltado por un Navarro convertido en el megaseguro de vida, con Mickeal y Morris facilitando el trabajo a la terna de postes puros (Ndong, Lorbek, Fran Vázquez) y con la nómina de dinamiteros en la que figuran Lakovic, Basile, Sada, Barton y un Roger Grimau tocado por la magia.

Si un equipo está capacitado para derribar al Barça, como ha demostrado históricamente, es el CSKA. Lleva ocho fases finales de la Euroliga consecutivas y ha demostrado este año algo que para muchos sonaba a sacrilegio: emular el pasado reciente sin estar bajo el amparo de la pizarra de Ettore Messina.

Olympiakos-Belgrado

La otra parte del cuadro parece tener dueño. El Olympiakos es, sobre el papel, tan superior al Partizán que eso mismo puede acabar jugando en su contra. Repite cita con ocho jugadores que siguen de la pasada campaña, lo que da una idea de lo bien entendido que tiene el grupo Giannakis. Doce años después, el Partizán vuelve. A diferencia del resto, el arma de destrucción masiva la tiene en el banquillo.