Spa vivió ayer su particular día del pecado y la expiación. En concreto, Fernando Alonso y Sebastian Vettel recorrieron dos particulares viacrucis. Aunque el asturiano ejerció de víctima y el alemán adoptó, sobre todo, el papel de verdugo.
Rubens Barrichello se llevó por delante a Alonso en la primera vuelta. El Williams quedó hecho añicos, sin arreglo posible, y el Ferrari resistió el golpe, que le llegó de la izquierda, pero el asturiano tuvo que pasar por talleres y perdió sus opciones de podio. El brasileño presentó sus excusas al español. «El asfalto estaba totalmente mojado cuando llegué a Blanchimont. Estaba cerrando a Rosberg y cuando toqué los frenos no fue suficiente para detener el coche. El monoplaza se fue directo al de Alonso y lo lamento. Lo siento y me disculpo ante él», explicó el veterano piloto, que cumplía en Bélgica su gran premio número trescientos. Alonso no dio alas a la polémica y simplemente lamentó lo sucedido.
Los impulsos de siempre
Cuando la carrera no había alcanzado su ecuador, Jenson Button, un piloto comedido dentro y fuera de la pista, se preguntaba qué se proponía Vettel cuando lo embistió. «No tengo ni idea de qué estaba haciendo Sebastian», confesó el inglés. Vettel, que no consigue frenar sus impulsos, había embestido a su rival por la derecha. Un choque violento. El coche del inglés escupió humo blanco como un globo deshinchándose. El piloto de Red Bull condujo su monoplaza hasta los boxes para la obligada reparación. Fue castigado con un drive through . Según Button, «una sanción demasiado suave» para lo ocurrido.
Vettel esta vez asumió su culpa, algo que no hizo cuando chocó con Mark Webber en el Gran Premio de Turquía. Ayer, en Spa, insistió en que cometió un error. «No fue mi intención echar a Jenson. Estaba cerca de él, era más rápido y perdí el control», señaló.
No fue el único incidente de Vettel. Estuvo a punto de chocar con Alonso en la calle de talleres después de un cambio de neumáticos. Los comisarios investigaron lo ocurrido, pero el asunto no pasó a mayores.
Más tarde el alemán protagonizó otro percance cuando intentaba adelantar a Luizzi. El roce de los dos monoplazas destrozó su neumático trasero izquierdo pinchó. En esta ocasión fue el italiano el que firmó una maniobra cuestionable, cerrando al alemán cuando este tenía ganada la posición.
En Mercedes el toque fue fratricida. Entre Michael Schumacher y Nico Rosberg. «Dos batallas divertidas», según el último. Sin consecuencias. Ni perdones.