Los compostelanos, justos vencedores de un derbi en el que la casta fue insuficiente para los lucenses
13 nov 2010 . Actualizado a las 10:40 h.El Obradoiro se proclamó justo vencedor del derbi registrado ayer a orillas del Miño. No regresaron a Lugo Raúl López ni Chete Pazo. Pero sí lo hicieron el técnico Moncho Fernández y Corbacho.
La fiesta del baloncesto gallego, con un regusto ACB, se vivió ayer en la ciudad de las murallas. El Breogán, picado en el orgullo por su floja trayectoria en Liga, midió fuerzas contra el club en el que militan varios protagonistas de su historia reciente. Pero la batalla, además de sobre el parqué, se llevó a las gradas. Los aficionados del Obradoiro fueron más madrugadores y se hicieron notar desde su llegada a Lugo. Los simpatizantes locales, por contra, alcanzaron la instalación de manera más escalonada. Ambos ejércitos de hinchas se enzarzaron en una guerra de cánticos y vítores para tratar de empujar a cada una de las escuadras. La intensidad se hizo notar durante la velada.
Como suele ser habitual en cada regreso de Moncho Fernández, técnico de los compostelanos, al Pazo, los fieles del Breogán no se olvidan de su pasado en la ciudad. Al alquimista le fueron dedicados algunos cánticos nada cariñosos por parte de la parroquia lucense.
Tampoco se olvidó la hinchada del Breogán de Raúl López, el presidente que abandonó el pasado verano el sillón de los celestes para desembarcar en el mismo cargo en el club de la capital de Galicia. El mandatario de los compostelanos, que no regresó al Pazo ayer, fue objeto de algunas iras musicadas por parte de los fieles locales.
Y todo ello se resolvió, en las gradas, bajo una deportividad total por parte de ambas aficiones.
El inicio del encuentro fue de gran intensidad. El Breogán derrochó energía para contrarrestar al Obradoiro y cuajó una puesta en escena de alto voltaje. Sin embargo, los compostelanos se rehicieron de inmediato gracias a la superioridad de Hopkins sobre Brown y a la espeluznante defensa que los lucenses ofrecieron en las situaciones de pick and roll frontal.
Dominio visitante
Poco a poco, los compostelanos fueron adquiriendo una renta que les permitió vivir con más tranquilidad en medio de los arreones locales. Con un colchón de diez puntos a favor, el Obradoiro exprimió la ansiedad de un Breogán que se veía apurado por la exigencia táctica, física y mental del rival.
Los lucenses dominaban el rebote y se mostraban acertados en el lanzamiento. Sin embargo, las pérdidas del balón fueron un lastre para los locales. En el inicio del tercer cuarto, el Breogán volvió a tirar de casta. Intentó meterse de nuevo en la faena por todos los medios. Pero no lo consiguió porque, aparte del corazón, apenas poseyó argumentos colectivos que le dieran consistencia.
El Obradoiro mantuvo la templanza y jamás se dejó arrebatar la iniciativa. Finalmente, los santiagueses se hicieron con el triunfo y ambas escuadras se hermanaron una vez que, después de cantar la Rianxeira, los compostelanos corearon el nombre del Breogán.