Miguel Ángel Lotina, devorado por las carencias

J. M. FerNández A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

Una plantilla escasa de carácter y que pierde potencial cada año

24 mar 2011 . Actualizado a las 10:35 h.

De «una plantilla completa» a «es lo que hay». Siete meses de competición han devuelto a Miguel Ángel Lotina a la auténtica realidad, la de un equipo que año tras año, impulsado por las excesos del pasado, pierde potencial. A golpe de resultados, el técnico ha cambiado la idea de juego, el esquema y los jugadores, pero tras una leve reacción su equipo ha vuelto inevitablemente a la peligrosa dinámica perdedora que se inició hace un año.

Exceso de optimismo

El Dépor empezó la temporada con una apuesta por el toque. El balón salía jugado desde atrás, sacado por Rubén Pérez. Un grave error de cálculo. Tras siete jornadas sin ganar, Lotina rectificó antes del choque de Anoeta: «Hemos querido jugar, salvando las distancias, con predisposición en el campo tipo Barça y nos hemos dado cuenta de que no podemos, que no hacíamos ocasiones, que éramos un equipo sin mucha salsa». Desde entonces, el Dépor optó por un fútbol más directo. Lotina recuperó los tres centrales en busca de una mayor consistencia. Con lo que no contaba era con la fuga de Piscu y la escasa implicación de Zé Castro. Ahora ha vuelto a la línea de cuatro.

Fichajes: errores de cálculo

La realidad ha demostrado que pese a los gestos de autocomplacencia de Lendoiro la plantilla era modesta, y que las bajas de las últimas dos temporadas han dejado un peligroso vacío en tres puestos fundamentales. Tras la primera vuelta, admitió que en verano faltó algún fichaje con experiencia en la Liga. Su idea era recuperar el juego por bandas. Estaba convencido de que tenía mimbres. Después rectificó, una vez que conoció mejor a Saúl, Urreta y Desmarets. Pagó el riesgo de incorporar jugadores baratos y a coste cero. Tampoco ha encontrado consistencia en el lateral izquierdo. Huérfano de Filipe Luis -con un peso decisivo en la campaña pasada-, el club le trajo tres sustitutos. El tiempo ha demostrado que de la cantidad no nace necesariamente la calidad. El futuro de Lopo, Antonio Tomás, Juan Rodríguez, Adrián... añade más incertidumbre.

Falta de continuidad

El técnico ha sorprendido a varios jugadores, que han pasado de la grada a la titularidad, o al revés. Saúl, Desmarets, Juan Domínguez, Míchel o incluso Juan Rodríguez se han visto en esta situación. Ninguno ha rendido a buen nivel, aunque no solo se le puede achacar a la falta de continuidad. Nadie ha conseguido llenar el vacío emocional que dejó Coloccini; la plantilla del Dépor no se distingue por el carácter, así que las dificultades han estado acompañadas de lamentaciones y no de autocrítica.

Muchas lesiones

Salvo para un partido, el que se jugó en Almería (jornada 24), Lotina no ha dispuesto nunca de todos los hombres de su plantilla, en la mayoría de los casos por lesión, aunque también los trámites burocráticos (el visado de Urreta, el transfer de Javito) le han restado elementos. En encuentros como el jugado en Cornellá (jornada 28) ha tenido hasta nueve ausencias. La mayoría de las bajas se han alargado más de lo previsto. Jugadores como Riki o Guardado se han perdido más partidos de los que han jugado: el madrileño solo ha disputado 13 de Liga, y el mexicano, 11. La enfermería del Dépor ha estado abarrotado en las tres últimas temporadas, fundamentalmente con jugadores con predisposición a los problemas físicos o lesiones que se alargan en el tiempo de forma incomprensible.

Refuerzos demagógicos

Lotina echó de menos a un delantero de referencia, a un 9 clásico, durante la primera vuelta. Llegaron dos en el mercado de invernal. Sand, un novato en el fútbol español, apenas está siendo utilizado y Xisco ha estado lesionado. A Lotina no le ha quedado otro remedio que confiar en Adrián, Lassad y Riki, pero el promedio goleador de los tres no alcanza ni siquiera el de Lafita o Verdú y apenas supera el de Capdevila.