Drama y gloria de las finales que forjaron la amistad de Nadal y Federer
05 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Nadal y Federer guardan obediencia a los versos de Rudyard Kipling impresos en el túnel de entrada a la pista central de Wimbledon: «Si puedes conocer el triunfo y la derrota, y tratar de la misma manera a esos dos impostores». Su feroz rivalidad en la cancha no ha alterado su cordial relación en cuanto se estrechan la mano en la red. Han llorado de alegría y de pena, se han frustrado en los más dramáticos momentos de sus carreras; pero han forjado un duelo atípico y carismático, rivalizando en caballerosidad, demostrando que las buenas maneras también venden. Su pulso dista de los que mantuvieron jugadores enemistados como Andre Agassi y Pete Sampras, o también Boris Becker y Stefan Edberg, que se midieron 16 veces con títulos de por medio. Nadal y Federer dirimirán su vigésimo quinto partido (con 16 victorias previas para el español y ocho para el suizo). La de París se convertirá en su decimonovena final, a una de las que protagonizaron el cerebral Ivan Lendl y el volcánico John McEnroe, otro clásico de leyenda.
Las siete finales de torneos del Grand Slam retratan a continuación su rivalidad.
ROLAND GARROS 2006
Todo empezó en París. La primera final de un grande que enfrentó a Nadal y a Federer fue la de Roland Garros del 2006. El español ya había ganado al suizo en las semifinales de la edición anterior y ansiaba su segundo trofeo. El suizo perseguía redondear los cuatro títulos del Grand Slam seguidos, a caballo de dos años. Federer arrasó por 6-1 en el primer set, y a continuación sufrió la derecha machacona del mallorquín a su revés hasta perder en cuatro mangas.
WIMBLEDON 2006
Bienvenido al jardín de Roger. Un mes después, Nadal llegó a Londres con poca experiencia, apenas tres partidos ganados en la hierba de Wimbledon. Durante dos semanas deslumbró por su adaptación al pasto, hasta que descubrió que aquel era el jardín de Roger, que venció en cuatro sets y logró su cuarto título en el All England Club. Con ironía, el campeón recordó la anterior superioridad del español: «Es importante ganar una final contra él, para variar».
roland garros 2007
En Hamburgo sí, en Francia no. La segunda final de Roland Garros entre Federer y Nadal ofrecía nuevos alicientes. El suizo se volcó en su preparación en tierra, y rompió en el Masters de Hamburgo la racha de 81 triunfos seguidos del español en arcilla. Nadal ya no era inabordable para el suizo en tierra. En la final de París, el cuento cambió. «Me impresiona que haya ganado tres Roland Garros con 21 años», elogió Federer.
wimbledon 2007
El llanto de Rafa. Ya curtido en Wimbledon, Nadal sintió que en la final de Londres del 2007 jugó lo suficiente como para ganar el título. Roger Federer lo superó en cinco sets, dos de los cuales se los arrebató en sendos tie-break. En la soledad del vestuario, el español, entonces todavía con 21 años, enjugó en lágrimas su frustración.
roland garros 2008
Campeón indiscutible sin perder un set. Nadal ganó Roland Garros en el 2008 sin ceder un solo set. En la final, Roger Federer, absolutamente amargado por su ritmo infernal y sin fisuras, solo hizo cuatro juegos. «He jugado casi perfecto», admitió el español. «Nunca vi a Rafa tan fuerte como esta vez», coincidió el suizo.
WIMBLEDON 2008
El mejor partido en la catedral. El Nadal-Federer se convirtió en clásico de Wimbledon en el 2008, cuando protagonizaron su tercera final seguida, la más larga jamás vista en la catedral. Jugaron, probablemente, uno de los mejores partidos de la historia del torneo. Después de varias interrupciones, y cuando ya se ponía el sol, ganó Nadal por 9-7 en el quinto set. Sus lágrimas fueron de alegría. «Es una pena para mí estar en la misma época que el mejor jugador de la historia, Roger Federer. Siempre es muy difícil jugar contra él, especialmente aquí», indicó el español. Destronado en su terreno, el suizo fue sincero: «Ha sido mi derrota más dura».
open de australia 2009
Melbourne «matando al suizo».
Un Federer conjurado para domar a su bestia negra y un Nadal destrozado por una semifinal de cinco horas contra Verdasco añadieron alicientes a su final del 2009 en Australia. El duelo llegaba al cemento. Ganó el español tras un partido legendario de cinco sets. Impotente, el suizo se desplomó en los discursos en plena pista. «Dios, esto me está matando», sollozó entre lágrimas, en uno de los momentos más sentidos de la historia del deporte de la raqueta. El español guardó el duelo, contuvo la euforia y le recordó que era «uno de los mejores jugadores de la historia».