Tras la práctica de la autopsia en lunes en Malasia, de la que no han trascendido detalles, los restos mortales de Marco Simoncelli llegarán hoy por la mañana a Roma, acompañados por el padre del piloto, Paolo, y la novia, Kate, que habían viajado a Sepang junto a él, en un vuelo de Alitalia. Desde allí, será trasladado a Coriano, localidad de la región Emília Romagna donde vivía la familia Simoncelli, y esperan la madre, Rosella, y la hermana, Martina.
La capilla ardiente se instalará el miércoles en el Ayuntamiento, y el funeral, que se prevé multitudinario, tendrá lugar el jueves en la Iglesia de Santa María, también en Coriano. Después, los restos de Marco Simoncelli descansarán para siempre en el cementerio de la misma localidad.
En dos semanas, fin del Mundial
El Mundial de motociclismo dispondrá de poco tiempo para digerir la tragedia, pues en menos de dos semanas se celebrará el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, con los títulos del campeonato del Mundo de Moto2, por el que luchan Bradl y Marc Márquez, y el de 125, con Terol y Zarko, aún por decidir.
Como ya hicieron el año pasado tras la muerte del japonés Tomizawa, los pilotos deberán hacer de tripas corazón para volver a pista con el recuerdo de Marco Simoncelli todavía muy presente. «Los pilotos somos conscientes de que el motociclismo es un deporte de alto riesgo» -reflexiona Aleix Espargaró-, pero tratamos de no pensar en ello. Al fin y al cabo, correr en moto es nuestra vida».