El capitán del Obra desconoce el motivo de los cambios bruscos de actitud del equipo.
31 ene 2012 . Actualizado a las 20:34 h.El capitán del Blusens Monbús, Javier Bulfoni, aseguró que no entiende «por qué el equipo tiene dos caras» y afirmó que «para que lleguen las victorias eso tiene que cambiar». Bulfoni se lamentó por el resultado cosechado este fin de semana en el Fontes do Sar frente al Lagun Aro GBC, cuando cayeron por cuarta vez consecutiva en casa. «Cuando vas 17 (puntos) abajo es muy difícil remontar, estuvimos muy cerquita pero nos pasó lo que nos ha pasado en otros partidos de esta temporada, que al final se nos escapan por pocos puntos», indicó el alero argentino.
El capitán se mostró crítico con la actitud mostrada por el equipo durante algunos momentos de cada partido y, preguntado por el motivo, dejó claro que nadie en el vestuario lo sabe, aunque todos están de acuerdo en que no se puede repetir. «No lo sé, nosotros no lo vemos. No sé por qué el Obradoiro tiene dos caras, digo lo que decimos todos. No se entienden los motivos, pero para conseguir victorias tenemos que solucionar esto cuanto antes. Buscamos una explicación a los baches pero no se la encontramos, lo que tenemos claro es que nos hace falta que desaparezcan», subrayó.
Además, comentó lo que le pasó al final del último partido, cuando se apuntaba a una posible pubalgia que le privó de continuar en la pista en los últimos minutos del encuentro, en los que al Obradoiro se le fue el partido y perdió por 8 tantos. «Al final, tratando de luchar con hombres más grandes hice un mal movimiento y ahora me duele un poco la cadera como consecuencia de eso», destacó.
Bulfoni prefirió no opinar sobre el próximo rival en la fase regular de la liga, el Unicaja de Málaga, en el Martín Carpena, y se centró en desear que llegue la deseada regularidad para, a partir de ahí, lograr los objetivos de este curso. «Más que una victoria lo que hace falta es ser regular, después llegan las victorias pero para eso necesitamos cambiar esta situación», zanjó en una semana en la que son varios los jugadores de la plantilla que prefieren guardar silencio.