Gobernará en coalición con Kadima, el principal partido opositor liderado por Shaul Mofaz
08 may 2012 . Actualizado a las 12:48 h.El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, confirmó haber alcanzado durante la madrugada del lunes un acuerdo con el principal partido opositor, Kadima (centro-derecha), para que integre la coalición gubernamental y formar un amplio Ejecutivo de unidad nacional con 94 de los 120 diputados del Parlamento (Kneset).
La decisión implica la cancelación de las elecciones anticipadas para el 4 de septiembre, que el Parlamento comenzó ayer a debatir en primera lectura.
«Un amplio Gobierno de unidad nacional es bueno para la seguridad, bueno para la economía y bueno para el pueblo de Israel», señala Netanyahu, según aparece citado en la cuenta de Twitter de su oficina.
De acuerdo a los términos del acuerdo, Kadima, el partido más votado en las elecciones de 2009 con 28 escaños (entonces de la mano de Tzipi Livni), pero que no formó Gobierno, entra en la coalición de Gobierno y se compromete a apoyar sus políticas.
A cambio, Shaul Mofaz, su líder desde que ganó las primarias en marzo, será nombrado viceprimer ministro, ministro sin cartera y miembro del gabinete de seguridad.
Será el único miembro del Kadima que obtenga una cartera, si bien otros diputados del partido que creó Ariel Sharón en 2005 quedarán al frente de los comités parlamentarios de Exteriores, Defensa y Economía, entre otros.
Netanyahu también se compromete a apoyar la propuesta de Kadima para reemplazar, como obliga el Supremo, la Ley Tal, que exime a los judíos ultraortodoxos del servicio militar, obligatorio para el resto de judíos israelíes.
«Hemos hecho algo grande por el Estado de Israel. No quiero ministerios gubernamentales, ni siquiera para mí», dijo Mofaz a miembros de su formación al destacar que la coalición permitirá reformar la Ley Tal, informa la edición digital del diario «Yediot Aharonot».
Hasta los próximos comicios, previstos para octubre de 2013, el país estará en manos de una coalición formada por Likud (derecha), Kadima (centro-derecha), Israel Beitenu (ultranacionalista), Shas (ultraortodoxos sefardíes) y otros partidos menores religiosos y de extrema derecha, así como Atzmaut, la formación que creó Ehud Barak al abandonar el laborismo.
El acuerdo ya ha sido objeto de críticas por los partidos que quedan fuera de la coalición. La líder del Partido Laborista, Shely Yajimovich, que se convierte en nueva jefa de la oposición, lo calificó de «alianza de cobardes y el zigzag más ridículo de la historia política de Israel».
El popular expresentador de televisión Yair Lapid, que acaba de formar un partido, Iesh Atid (Hay futuro), con buenas expectativas de voto, dijo que el pacto pertenece al «viejo estilo de política feo y corrupto».
«Es una política de asientos en vez de principios (...) Creen que continuarán un tiempo y nos olvidaremos, pero se equivocan. Esta asquerosa alianza política enterrará a todos los que la forman», escribió Lapid en su cuenta de Facebook.
Cabe destacar que Mofaz aseguró en una entrevista al diario «Haaretz», antes de las primarias del Kadima, que no entraría en el Gobierno de Netanyahu si resultaba vencedor.
Su partido tenía perspectivas de hundirse en las elecciones anticipadas (de 28 a 13 u 11 diputados), mientras que el Laborismo habría subido de 13 a 17 o 18 escaños y Atzmaut, de Barak, se quedaba fuera del Parlamento, según encuestas recientes.
«Quienes crean que el Gobierno de unidad nacional es un signo de un ataque a Irán, relájense y tomen un vaso de agua. El motivo: Mofaz tenía pánico a las elecciones, Barak también y Bibi (Netanyahu) quería matar a los laboristas y a Yair Lapid», comenta el periodista Barak Ravid, del diario «Haaretz», en su cuenta de Twitter.