Pocos deportes exigen una dedicación tan espartana como la natación. Tan monótona cuando se entrena, tan exigente cuando se compite, tan gratificante cuando se logra el fin último de un profesional, superarse. Con 17 años, pero ya con una trayectoria detrás, la pontevedresa Bea Gómez logró esa íntima satisfacción esta mañana en el Centro Acuático de Londres. Consiguió el pase a la semifinal de los 200 estilos. Misión cumplida. Logró su mejor tiempo compitiendo por la mañana, cuando más le cuesta rendir, con 2.13,93. Otra barrera derribada. Y ahora ya solo piensa en disfrutar entre las 16 mejores en una de las pruebas más completas.
Por el mismo Centro Acuático en el que brilló Bea, desfilaron esta mañana leyendas como Michael Phelps, portentos como la china de 16 años Shiwen Ye, de 16 años. La asiática fue la única clasificada para seminales que luce en su documento de identidad una edad menor que Bea Gómez.
En la cara de niña de la gran esperanza de la natación gallega, campeona mundial júnior, se dibujó una sonrisa espontánea y emocionante. Porque en el deporte una vida se juega en 39 centésimas. Ese fue su margen sobre la decimoséptima, la canadiense Erica Morningstar, la mejor de las eliminadas. Deporte puro.