Mejri hace el máster del Obra

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

XOÁN A. SOLER

Víctor Pérez tutela el plan de mejora del pívot desde el inicio del curso

20 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Salah Mejri se ha convertido por méritos propios en uno de los protagonistas de la Liga Endesa que más atrae los focos. Méritos propios y ajenos, porque el cuadro técnico del Obradoiro, y más directamente Víctor Pérez, uno de los ayudantes de Moncho Fernández, conducen con mimo y detalle la progresión del pívot. El jugador lo sabe, y lo agradece.

Cuando Mejri se puso a tiro, el Obradoiro sabía que esa era una apuesta por una inversión de riesgo en un fichaje con un gran potencial, pero que no dejaba de ser una incógnita. Así lo indica Víctor Pérez, que se encarga del trabajo específico con los jugadores interiores, mientras que Gonzalo Rodríguez se ocupa de la columna exterior.

«Lo que nos llamó la atención de Salah -apunta el técnico- fue su habilidad y su coordinación, teniendo en cuenta su altura. También nos sorprendió que jugaba muy pocas veces en el poste bajo. Es algo que queríamos explotar. Nos planteamos que no podíamos tener a un tío tan grande que solo jugase abierto en ataque. Lo seguimos, vimos partidos de la liga belga y ahí sí que alguna vez se iba al poste bajo. Pero en la Olimpiada, no. En todos los juegos olímpicos solo le vimos dos posteos».

Víctor Pérez hace un inciso en su reflexión, entre las risas de Mejri, para significar que «lo de los dos posteos es literal. No hubo más». Y el pívot asiente.

Integrar en la estructura

El riesgo era doble, porque el Obradoiro, como ha dicho en más de una ocasión Moncho Fernández, necesita jugadores «bravos e inteligentes». «Damos mucha importancia al juego interior -explica su ayudante-. A menudo atacamos a partir del balón interior. Y desde ahí empezó el trabajo. Siempre buscamos hacer el trabajo de cómo él podía mejorar dentro del equipo. Se trataba de que progresase, pero siempre pensando en hacer mejor al colectivo. Eso pasó por dedicarle tiempo al juego sin balón y desarrollar movimientos que íbamos a hacer dentro de nuestra estructura. Prestamos mucha atención al poste bajo. Y todo eso lo complementamos con tarea de gimnasio con Óscar Viana (el preparador físico) para potenciar la fuerza y el uso de los contactos, porque es muy alto pero tiene pocos kilos. Debe saber manejarse con los contactos y la dureza. Y también hacemos un trabajo centrado en la mejora del contacto del balón con las manos, tanto en las recepciones como en las finalizaciones».

Todo esa labor se condensa en una sesión específica cada semana, en la que también toma parte Micky Stobart. Y se complementa con vídeos en los que tiene la oportunidad de ver las cosas que está haciendo bien y aquellas en las que debe centrarse para ir corrigiendo detalles.

Salah Mejri es consciente de que está realizando una especie de máster de posgrado después de su etapa en Bélgica: «Para mí es un gran cambio. Esta es la segunda mejor liga del mundo, después de la NBA. Y mi estilo de juego ha cambiado mucho, sobre todo en el poste bajo».

Subraya, respecto a su anterior equipo, que «aquí los roles están más definidos y cada uno tiene más claro lo que debe aportar. Andrés es el base, Corbacho el tirador, Dewar también es tirador, Kendall hace su trabajo... A mí me toca más la defensa, intimidar, cambiar tiros... Y todos podemos anotar. En Bélgica tenía que hacer de todo».

Víctor Pérez se muestra encantado con la actitud de su discípulo: «Es una esponja. Lo mejor es su predisposición al trabajo. Nunca pone una mala cara, le gusta el baloncesto y tiene una gran capacidad de mejora porque lleva pocos años en este deporte, pero quiere aprender. Cada vez hace más cosas, asimila muy bien todos los conceptos, cada día es mejor jugador. Y creo que su techo está todavía bastante arriba».

Destaca, como principal evolución, su presencia creciente cerca del aro rival porque «al principio de temporada ya había hecho buenos partidos, pero muchos habían sido jugando de fuera hacia dentro. En los últimos encuentros hace muchas más cosas de espaldas a canasta, anotando».

La NBA no es una obsesión

Salah Mejri pone los cinco sentidos en acabar bien esta temporada y, hasta entonces, no quiere hablar de su futuro. Otros años hubo mucho ruido a su alrededor sobre la posibilidad de recalar en la NBA, y quedó en nada. Ahora lo deja todo en manos de su agente y, cuando acabe este curso, empezará a pensar en el siguiente.

De momento, su objetivo más inmediato será agradar a su seleccionador, Adel Tlatfi, que este fin de semana se acercará a Compostela para verlo en directo ante el Estudiantes. Le espera una versión evolucionada.