Rochela, titulado en Tailandia

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Después de una exitosa experiencia en el Hapoel de Tel Aviv, el central de As Pontes disfruta la Supercopa ganada con el campeón de Liga, el Buriram

13 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Galicia exporta campeones. El Hapoel de Tel Aviv israelí no necesitaba ganar la Liga, pero aspiraba a entrar en competición europea. El Buriram United quiere ampliar su hegemonía en Tailandia. Ambos recurrieron a la misma persona: David Rochela Calvo (As Pontes de García Rodríguez, 1990).

Cumplido el primer objetivo durante el pasado año, el ex defensa central del Deportivo encauza su segunda meta. Hace tan solo unos días levantó su primer trofeo en el fútbol tailandés: la Supercopa. Claro que su equipo, el Buriram United (vigente campeón de Liga y Copa), era favorito ante el Muangthong.

Es el momento de sacar las primeras conclusiones de una mudanza de catorce mil kilómetros, aunque en realidad, Rochela se encuentra en la pretemporada, porque en Tailandia, la Liga sigue el curso del año natural.

El calendario es intenso, según explica el gallego. Dos Supercopas (la Toyota y la de Tailandia), Liga, dos Copas y la Champions. «La final de la Supercopa de Tailandia fue muy bonita. Partido contra el eterno rival y lo cierto es que estuvimos muy bien. Creo que merecimos llevarnos el título», resume.

Por el momento, es pronto para planificar un regreso a casa. «Evidentemente, Galicia tira mucho pero estoy en un gran club y lo que quiero ahora es disfrutar del fútbol y pelear por cosas muy bonitas», argumenta. «Salir fuera de España y sumergirte en una cultura nueva te ayuda en todos los sentidos de la vida. Aprendes un montón y hace que madures muy rápido. Creo que estoy en una edad muy buena para disfrutar estas experiencias, que me harán crecer como persona y como futbolista», añade.

El ejemplo cunde y David Rochela es consciente de ello. «Ahora mismo, los deportistas españoles estamos muy bien vistos por el mundo adelante y es el momento perfecto para intentarlo», anima.

El pontés todavía se encuentra en período de adaptación, aunque no parece tener demasiados atrancos en este sentido. «Son costumbres diferentes. Los horarios de comidas son diferentes y les encanta ponerle picante a todo, incluso a las barritas de cereales. Casi se podría decir que comen las guindillas como pipas. Creo que de las cosas más curiosas que me ocurrieron fue ver un mono viajando de copiloto en una moto», relata.

Mejor sobre el campo

Sobre el césped, las diferencias son menores. «El cuerpo técnico es todo español y tenemos unas instalaciones muy buenas, por lo que seguimos las mismas rutinas que puede seguir un equipo en España», dice.

Con la experiencia acumulada, el gallego campeón de Europa y subcampeón del Mundo sub-17 se puede permitir comparaciones. «De Israel solo puedo decir cosas buenas. La vida diaria de Tel Aviv no es para nada lo que podemos ver en la televisión. De hecho es una gran ciudad con un montón de cosas para hacer y ver. Un país con una mezcla de culturas enorme y donde puedes aprender una barbaridad. Futbolísticamente me fue muy bien también, así que fue una experiencia fantástica en todos los sentidos», concluye.