
El equipo azulgrana daba por perdida la Liga con duros mensajes autocríticos pero los resultados de Atlético y Madrid le vuelven a situar con opciones de hacerse con el campeonato
05 may 2014 . Actualizado a las 12:23 h.El Barça no se anduvo con paños calientes tras el empate contra el Getafe. «Teníamos ilusión en las pocas posibilidades que nos quedaban para ganar la Liga, pero las hemos tirado a la basura porque no hemos estado a la altura de lo que se esperaba de nosotros». Xavi Hernández, autocrítico y enfadado, mezcló sin apenas darse cuenta las lamentaciones por el empate en casa con las críticas al comportamiento del equipo en los últimos meses de la temporada. Sergio Busquets incluso apuntó que cometieron cometido «errores que no son propios de jugadores profesionales» y Andrés Iniesta ya dio un paso más al entender que «haya cambios en verano para volver a optar a los títulos».
A falta de dos jornadas para el término de la Liga, eliminado en cuartos de final de la Liga de Campeones por el Atlético y sin Copa por el KO en la final ante el Madrid, el Barça prácticamente cierra la persiana con una Supercopa de España en el palmarés que queda ya tan lejana que parece de otros tiempos. «Para ganar la Liga haría falta ya un milagro», reconoció Xavi, dando a entender que en el vestuario azulgrana ya nadie reza para que se produzca. Pero el destino es caprichoso y el milagro se ha producido: la derrota del Atlético de Madrid en campo del Levante y el empate in extremis del Real Madrid contra el Valencia (2-2) vuelven a meter de lleno al Barça en la lucha por la Liga.
Hace un mes, tras la ida europea frente al Atlético (1-1 en el Camp Nou), el propio Xavi valoraba que el Barça había cumplido el objetivo principal de la temporada: llegar al mes de abril peleando por todos los títulos. Pero en siete días quedó fuera de Europa, dejó de depender de sí mismo en la Liga con una derrota en Granada y perdió la final de Copa por una galopada de Bale, con poste en el último minuto de Neymar. Cuando las cosas se tuercen y la desconfianza se instala, la suerte también suele huir hacia otros lugares. El Barça no mereció perder en Granada (1-0) ni empatar ante el Getafe (2-2), dos partidos que nada tuvieron que ver con los estropicios de Anoeta (3-1) y Zorrilla (1-0) y en los que el equipo del Tata Martino fabricó ocasiones para golear, pero toda la efectividad perdida contrasta con el beneficio que sacan los rivales de un par de jugadas puntuales, mal defendidas, con poca concentración colectiva.
Vendaval mediático
El vendaval mediático que rodea a un club tan exclusivo tampoco ayuda. Ya hace días que se da por segura la llegada al banquillo de Luis Enrique (Celta) para suplir al Tata Martino, quien desde enero dio tantas pistas de que no seguiría un año más que es imposible que no haya afectado al vestuario. Los que no jugaban ya no han luchado por convencer a un técnico con fecha de caducidad y los titulares fijos otra vez acaban la temporada sin pilas.
En estas situaciones sólo se destaca lo polémico, como un mal gesto de Tello a su entrenador por hacerle entrar para perder tiempo ante el Getafe o una provocación de Cesc Fàbregas a la grada para celebrar su participación en el 2-1. El centrocampista se siente señalado por la afición como uno de los culpables de la decadencia no sólo por esta temporada. Los nombres de los que se irán (Valdés y Puyol), de los que pueden salir (Cesc, Mascherano, Song, Alexis, Tello.) y de los que pueden llegar (Ter Stegen, Cuadrado, Hazard, Rafinha, Deulofeu.) comienzan a llenar páginas en los periódicos y espacio en los programas radiofónicos y televisivos, señal de que la temporada 2013-14 ya se ha acabado para el Barça.
Comienza la 2014-15. Y eso con un Barça-Atlético en la última jornada que puede ser de lo más morboso y que adquiere un nuevo significado tras el pichazo colchonero en Valencia.