Otra despedida amarga en casa

Miguel Álvarez LUGO / LA VOZ

DEPORTES

Los aficionados del Breogán, entregados a su equipo en el partido disputado anteayer en el Pazo contra el Burgos.
Los aficionados del Breogán, entregados a su equipo en el partido disputado anteayer en el Pazo contra el Burgos. Alberto López< / span>

Los lucenses cerraron una nueva temporada en el Pazo entre ovaciones

04 may 2014 . Actualizado a las 14:25 h.

A lo largo de las últimas temporadas, el Breogán se ha acostumbrado a cerrar la temporada con un revés en el Pazo. Anteayer, por quinta campaña consecutiva, los celestes dijeron adiós al play off con una derrota en su cancha. Y también, como es tradicional en los últimos tiempos, con una cálida despedida de sus aficionados.

En las últimas cinco temporadas, Menorca en dos ocasiones, Obradoiro, Cáceres y Burgos han liquidado al Breogán en las eliminatorias por el ascenso en el Pazo. Lecturas deportivas aparte, la respuesta de la hinchada celeste ha causado respeto entre los verdugos de su equipo.

Anteayer, la afición volvió a dedicar una estruendosa ovación al equipo cuando el choque estaba resuelto y el Burgos mandaba por más de veinte puntos. Andreu Casadevall, técnico de los castellanos y buen conocedor del club celeste, manifestó tras el choque que «hay que cuidar a los equipos que han estado en la élite. Lugo es una ciudad de baloncesto y seguirá siéndolo. El Breogán puede estar contento por cómo le ha tratado el público».

No fueron los primeros elogios recibidos por la hinchada en las últimas campañas. En el año 2010, la eliminatoria contra el Menorca fue convulsa, sobre todo en las islas. Los baleares sentenciaron por 1-3 en el Pazo y, a pesar de que muchos incondicionales no comulgaban con Rubén Domínguez, despidieron al equipo de manera más que calurosa.

Un año después, llegó uno de los duelos más calientes de las últimas décadas. El Obradoiro sentenció al Breogán en el Pazo. Pero, para ello, tuvo que aplacar los arreones de un equipo llevado en volandas por una afición que descargó su ira de manera palpable contra Raúl López. Un presidente que tachaba de «antibreoganistas» a los que no compartían su opinión para, después, marcharse a Santiago.

Anteayer, sucedió algo parecido. El equipo se llevó el cariño de los aficionados y el presidente Veiga, los reproches.