Las dos caras del Lugo

Murillo EN ROJIBLANCO

DEPORTES

07 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El derbi batió todos los récords de asistencia a un partido de fútbol en Lugo, pero, sobre todo, certificó las dos caras del equipo rojiblanco esta temporada. Son las del clásico de Robert Louis Stevenson, Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Un Lugo con momentos excelsos, y su antítesis de equipo vulgar y vulnerable. Poderoso cuando se apodera del cuero y lo hace circular de arriba a abajo, imprimiéndole velocidad y toque, sustentado por el talento de los hombres de medio campo hacia arriba. Todo acompasado de una presión asfixiante en la recuperación del balón y en zonas alejadas de su área. Esas premisas fueron las que provocaron la remontada del empate, sustentadas en dos factores decisivos: los erróneos cambios de Fernando Vázquez, atrincherando a los suyos ante Lux con tres centrales y el sacrificio del ariete Ifrán, y la entrada de Pablo Álvarez, sustituyendo al otro Pablo (Sánchez). Un hambriento Pablo Álvarez cogió el testigo del desborde y el centro preciso y precioso al corazón del área, para que Rennella hiciese un doblete marca de la casa, y rescatase un punto que parecía imposible. El lucense quiso dejar su tarjeta esporádica de visita, en una temporada cruel para él, con las lesiones, y el fallecimiento de su progenitor. Lástima, porque también el Lugo lo ha echado de menos. Es uno de los privilegiados que marcan las diferencias. Antes, cuando Vázquez fue ambicioso, el Dépor mostró su mejor cara y la peor de su rival, pasándole por encima. En la Liga, el equipo rojiblanco brilló ante los grandes y languideció ante los más débiles. ¿Casualidad? Más bien, problema de actitud y de juntar, eso sí, a los jugones, porque los tiene y son los que deciden. Cuando Setién fue más ambicioso, el equipo le respondió. Si Santo Domingo es un terreno maldito, conviene jugarle al Alcorcón sin complejos. Quizás, así, se podría soñar. Y, de paso, amarrar la permanencia, que tampoco está lograda.