La vida loca de Arturo Vidal

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Tan indisciplinado como explosivo, la estrella de Chile tenía 5 años cuando su padre, alcohólico, dejó a su familia, y él vio en el fútbol el medio para expresarse

18 jun 2014 . Actualizado a las 20:54 h.

La vida ha ido cubriendo el cuerpo de Arturo Vidal (Santiago de Chile, 1987) con tantas heridas como tatuajes. El explosivo todocampista de Chile tuvo una infancia difícil antes de triunfar con la pelota. Directo, arrogante, indisciplinado, «juega como vive», resume el periodista Nicolás Olea, autor de un libro sobre el crac de la Juve. De corto superó algunos líos en la comuna de San Joaquín. Hoy su país debate sobre su rol contra España tras una fugaz recuperación de una operación de menisco.

«De pequeño sufrí mucho. Siempre estaba triste. Mi padre me abandonó cuando tenía cinco años y no había mucho que comer. Tenía muchos problemas en casa. Un día decidí que no podía continuar así», se sinceró en noviembre a La Gazzeta dello Sport. Su madre lavaba ropa para alimentar a sus seis hijos. Al pisar el campo de tierra del Rodelindo Román, Vidal encontró en el fútbol su lugar en el mundo, robándole horas al sueño, ayudando en casa «con el rol de papá».

Claudio Borghi, su mentor

Vidal se hizo futbolista en Colo Colo, donde creció con Claudio Borghi como entrenador y padre futbolístico, severo y flexible según veía. Jugó en casi todas las posiciones, aprendió algo de cada una y se hizo imprescindible.

Recién llegado a la selección sub-20 reclamó el brazalete de capitán, y esa arrogancia le acompaña desde entonces. Antes del bronce en el Mundial sub-20 de Canadá, ya había firmado su traspaso al Bayer Leverkusen por 7 millones de euros. Con 20 años, se plantó en Alemania arropado por su madre y sus cinco hermanos. Le costó adaptarse, pero maduró hasta que Jupp Heynckes, más cercano por su manejo del español, le encontró acomodo como medio con libertad.

Alemania le dio fuerza e Italia completó su libreto táctico. A cambio de once millones saltó a la Juventus. Y en un vestuario con santones como Pirlo y Buffon asumió galones desde el inicio. Su juego industrioso le convirtió en todocampista, el concepto que mejor le define. El segundo de sus tres scudettos le retrata: pichichi, mejor asistente, máximo recuperador y futbolista con más kilómetros en sus piernas de todo equipo.

The Guardian lo eligió en diciembre entre los mejores del planeta y lo definió como «el jugador más completo del mundo». Su corazón bebe los vientos por la Vecchia Signora hasta el 2017 por siete millones netos al año.

Vidal representa la principal incógnita de Chile. Clave de bóveda de su ataque, llegó justo de forma al Mundial. Reapareció menos de un mes después de operarse el menisco y jugó contra Australia solo cinco semanas después de dejar el quirófano. Su debut no pasó de discreto. Tras 60 minutos se marchó bufando hacia el banquillo.

«El Messi de los medios»

Pese a sus arrebatos, Arturo Vidal tiene el aprecio del seleccionador, Jorge Sampaoli. «Podemos decir que Vidal es el Leo Messi de los centrocampistas», aseguró hace tiempo al medio italiano TuttoSport. Y como Leo -si vale la exageración- añora una actuación definitiva con su selección.

Tocó fondo con Chile en el 2011, cuando su padrino Jorge Borghi, entonces seleccionador, lo castigó cinco meses. Tras un permiso, había regresado borracho, junto a cuatro compañeros, dos días antes de un partido ante Uruguay. «No se veían en buenas condiciones. No se podían defender», explicó el técnico.

Su cresta le imprime una estética pretendidamente rompedora y su apoyo en proyectos solidarios habla de un corazón grande. Celia Punk le llaman. En parte por su pasión por la música salsa y el parecido con la Cruz, en parte por la llamativa cresta de su cabellera. Hoy, ya padre de dos hijos, el mayor con diabetes tipo 1, le tiran el reguetón de Don Omar y el pop blando de Álex Ubago. Cría caballos. Desbocado, fue ambicioso al hablar del reto de su selección en Brasil: «Vamos a pelear por ser campeones mundiales».