Lluvia de goles y duelos más limpios

Miguel Álvarez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

La ronda de octavos se cerró con mucha igualdad y sin un favorito claro al título

02 jul 2014 . Actualizado a las 12:16 h.

El Mundial de Brasil encara la recta decisiva. Están servidos los cuartos de final. El campeonato ofrece algunas señas de identidad propias, como la cantidad de goles que se están marcando. Los poderes europeos tratarán de romper el maleficio que les ha impedido hacerse con el título en los torneos disputados en tierras americanas. Y pese a que la debacle se mascó en la primera fase, los resultados de octavos han sido más alentadores. El abanico de candidatos a la gloria se ha reducido, pero ningún equipo se ha desmarcado de los demás para marcar el territorio.

¿Por qué se han marcado tantos goles?

Uno de los aspectos más destacados del Mundial de Brasil radica en la gran cantidad de goles que se han marcado por encuentro. Hay que remontarse a España ?82 para encontrar un mayor promedio realizador que el registrado en tierras sudamericanas. Es complicado hallar una razón que explique esta circunstancia. Uno de los motivos podría ser el fruto que el estilo imprimido por España recibió en Sudáfrica. Un lienzo a imitar. Una apuesta por controlar los partidos a través del balón y de dotar de protagonismo al talento. Muchas selecciones europeas se han sumado al toque, a las filosofías ofensivas, para avanzar en el torneo planetario. De hecho, la media de pases por partido ha aumentado en más de treinta con respecto a hace cuatro años.

El efecto que el balón haya podido ejercer sobre los ataques de los equipos participantes también podría sumarse a los argumentos realizadores. El Jabulani, por ejemplo, fue muy criticado porque se convertía en impredecible a altas velocidades. Sin embargo, el Brazuca se ha granjeado elogios por parte de gran parte de los implicados.

¿Cuál ha sido el mejor gol?

El primer gol que James Rodríguez le marcó a Uruguay en octavos de final es, para muchos, el mejor que se ha visto en Brasil. El colombiano realizó un control orientado fuera del área, se giró y la clavó con la izquierda en la escuadra de Muslera. Por detrás de esa obra maestra podría aparecer el tanto que el australiano Cahill le marcó a Holanda en la fase de grupos. Otra volea que se fue a la red después de besar el larguero.

¿Quién está siendo el mejor jugador?

Es difícil destacar a una individualidad por encima de las demás en el campeonato de Brasil. Eso sí, algunos jugadores están siendo desequilibrantes. Tal es el caso de Muller (Alemania), Robben (Holanda), Neymar (Brasil), James Rodríguez (Colombia), Messi (Argentina) o Keylor Navas (Costa Rica). Todos ellos forman parte de conjuntos que han alcanzado los cuartos de final.

¿Cuál ha sido el mejor partido?

El enfrentamiento que protagonizaron Italia e Inglaterra en la primera fase ha sido, posiblemente, el mejor partido del campeonato de Brasil hasta la fecha. Ambas selecciones fueron eliminadas en grupos. Pero en Manaos, en su debut, firmaron un choque de estilos opuestos, atractivo y de alta escuela. La squadra azzurra, de la mano de un magistral Pirlo, se llevó el triunfo con su apuesta por la posesión (2-1). Pero los británicos, verticales y con grandes individualidades, les hicieron sufrir hasta el final. Otros dos encuentros muy vistosos fueron el Alemania-Ghana (2-2), con un fútbol desenfadado y de nítida apuesta por el ataque, y el Alemania-Argelia (2-1), en el que los europeos tuvieron que exprimir anteayer su calidad para superar a un combinado que enamoró por su entrega, personalidad y ambición.

¿Qué nivel han mostrado los árbitros?

El arbitraje del japonés Nishimura en el partido inaugural entre Brasil y Croacia, con una actuación tildada de casera y el regalo de un penalti a los anfitriones, pudo elevar las alertas en el colectivo de colegiados. Después de aquel encuentro, el nivel mejoró. Pese a los errores puntuales, que son inevitables, las críticas menguaron y las grandes selecciones eliminadas en la primera fase no se ampararon en la labor de los jueces para justificar sus fracasos.

En octavos de final, la polémica ha resurgido. El penalti de México sobre Holanda en el descuento derivó en un ataque del seleccionador centroamericano al árbitro. El entrenador nigeriano también protestó con amargura tras la eliminación a manos de Francia. Y, en el bando de los vencedores apareció Scolari. El brasileño lleva semanas poniéndose vendas antes de las heridas y ahora habla de un posible complot contra el éxito de la canarinha. A pesar de todo, la nota de los colegiados pasa del aprobado.

¿Ha aumentado el juego limpio?

Algunas acciones puntuales han salpicado un Mundial en el que ha aumentado el juego limpio y en el que se ha reducido la cantidad de tarjetas de 3,8 a 2,9 por partido, en comparación con el torneo disputado hace cuatro años en Sudáfrica. El mordisco de Luis Suárez a Chiellini ha sido el lance violento más llamativo de la competición. El uruguayo continuó en el partido, pero, después, fue sancionado de oficio por la FIFA. La dureza de Honduras en algunos compromisos o la brutal entrada de Matuidi a Onazi en el Francia-Nigeria, que se saldó con amarilla para el primero y con una fractura de tibia y peroné para el segundo, supusieron otras notas discordantes.

En los partidos en los que se ha registrado una mayor cantidad de faltas fueron el Japón-Grecia (una cada 2,19 minutos) Brasil-Chile (una cada 2,35). En el polo opuesto, en el Nigeria-Bosnia, la media se fue a una cada 5,62 minutos.

El tiempo jugado en cada partido supera los 59 minutos, tres más que en Sudáfrica.

¿Qué selección ha mostrado un mayor potencial?

Caídas muchas potencias europeas a las primeras de cambio, el título se presenta muy abierto. Colombia ha sido una de las grandes sensaciones. Con individualidades como James Rodríguez, que ha marcado en todos los partidos, o Cuadrado, ha convencido por juego y resultados. Alemania, con la apuesta por el fútbol combinativo y un elenco de jugadores talentosos, vuelve a ser aspirante. Igual que Brasil, que, lejos de sus cánones tradicionales, ha armado un conjunto rocoso, bravucón, al que habrá que sudar para batir en su casa.