Argentina fue, en semifinales, Mascherano y diez más. El mediocentro fue el mejor jugador del partido, un líder y una pieza que se sacrificó por el grupo. El de Holanda fue un encuentro en el que no faltó trabajo, pero sí inspiración. Messi y Robben estuvieron ausentes.
No creo que la albiceleste afronte la final como víctima. Es un privilegio jugarla y siempre es un partido diferente. Argentina ha llegado a ella sin brillar, todo lo contrario que Alemania. En el partido decisivo, los de Sabella realizarán una apuesta defensiva y esperarán por la inspiración de su estrella. En cambio, en el centro de campo alemán, todos los jugadores son creativos. ¿Por qué Khedira realiza más incorporaciones al área en un partido que en toda la temporada con el Real Madrid? Los germanos mantienen la apuesta desde el pasado Mundial y para mí es una gozada verlos. Y nadie se acuerda de que perdieron a Reus en los amistosos de preparación por lesión. Tampoco creo que Alemania se relaje tras el 1-7 que le endosó a Brasil. Nunca he visto a un grupo celebrar con tanta humildad y compasión por el rival un resultado histórico. Me causó una impresión inmejorable y habla bien claro de la cultura y la gente de ese país.