Djordjevic reinventa a Teodosic

Daniel García Marco / Dpa

DEPORTES

Juan Carlos Hidalgo

El técnico de Serbia ha logrado dar el liderazgo de la selección a un jugador de talento a veces indescifrable

14 sep 2014 . Actualizado a las 18:57 h.

Hay figuras que infunden respeto y generan lealtad simplemente con su apellido. Es el caso de Sasha Djordjevic, que como técnico de la selección serbia de baloncesto ha hecho que el indescifrable Milos Teodosic sea el líder que su talento permite. Teodosic, de 27 años, es uno de los jugadores de más calidad en el baloncesto FIBA y uno de los mejores pagados en el CSKA de Moscú.

Pero su extraña personalidad, sus ausencias en los partidos más trascendentales, su negativa a probar en la NBA siempre generaron dudas y recelos. Una de las causas quizás de que el equipo ruso no haya ganado la Euroliga desde el 2008 a pesar de sus inversiones millonarias. «Es un jugador increíble. Ahora mismo es el MVP del torneo», dijo Djordjevic sobre Teodosic después de que Serbia avanzara a la final del Mundial tras superar a Francia.

Por fin Teodosic responde cuando se lo necesita. Tras sufrir una lesión en el tobillo a poco del inicio del campeonato, el base ha ido recuperándose, disputando más minutos, anotando más hasta hacer 23 puntos en 29 minutos en cuartos ante Brasil y 24 en semifinales ante Francia con apenas tres errores en el lanzamiento. ¿Qué ha cambiado? Djordjevic, el hombre que con el mismo o más talento que Teodosic tuvo siempre la personalidad de liderar a sus equipos y a su país. El ex jugador tenía mucha clase, pero aún más carácter. Y se nota también en el banquillo de una Serbia que mañana jugará la final del Mundial ante Estados Unidos.

«Nos ha traído hasta aquí, nos lideró, es el líder», repite el seleccionador. Cualquier oportunidad vale para que Teodosic asuma el mensaje y la posición que casi siempre rehuyó. «Trato de explicarle lo importante que es como jugador, pero que también necesitamos a la persona, todo lo que transmite al grupo, un grito, una sonrisa. Hay una gran persona detrás del gran jugador», afirma Djordjevic sobre Teodosic, del que destaca incluso su compromiso defensivo.

El técnico señala a la persona, la faceta más desconocida de un jugador con un preciso lanzamiento exterior (48,9 por ciento de acierto en el triple en el Mundial), con gran manejo de pelota y visión de juego (4,1 asistencias de media), pero de personalidad críptica. Teodosic se mueve entre dos extremos. O deambula por la cancha con la mirada baja y musita palabras ante la prensa o grita e insulta a árbitros o compañeros. Difícilmente muestra el punto medio que parece haber encontrado Djordjevic.

Con el talento que tiene a disposición en la plantilla, el seleccionador busca, sobre todo, ser un motivador. Le basta su apellido, su historia, el respeto reverencial que todos tienen a un hombre que ven casi como a un compañero porque a sus 47 años aún se mantiene en la misma forma física que lucía cuando jugaba. «El equipo tiene la química y el espíritu de equipo que pedía desde el principio», alaba Djordjevic a sus pupilos en su primera experiencia en el banquillo.

El técnico apela más a los sentimientos que a los sistemas. «Quería que todos sientan de nuevo este orgullo de ser jugador del equipo serbio», alienta el típico nacionalismo balcánico. «Respetar nuestra historia», insiste Djordjevic, que forma parte de ella. Casi todo lo importante es intangible. «Hemos hablado mucho en el vestuario, el técnico nos dio confianza», dice Nenad Krstic sobre la evolución del equipo en el Mundial. «Siempre habla con nosotros, creyó en nosotros y algo de repente cambió. No tengo una explicación», admitió el capitán del equipo, destacando el ascendente de Djordjevic.

«No saldremos el domingo a perder. Uno se motiva solo sabiendo que va a jugar contra Estados Unidos», afirmó Teodosic el sábado tras su brillante actuación ante Francia en semifinales. Confirmado: el líder serbio estará motivado en la final. Obra de Djordjevic.