
Los centrocampistas ya no tienen tanto peso en el equipo como a lo largo de la última década
11 dic 2014 . Actualizado a las 16:14 h.No mintió Luis Enrique cuando anunció «un nuevo Barcelona» en su presentación como técnico azulgrana. Lo que ahora propone es un equipo más vertical que desplazó el eje de su juego hacia los delanteros en perjuicio de sus volantes, que forjaron su tradicional seña de identidad.
El partido del miércoles ante el Paris Saint-Germain fue toda una muestra. Luis Enrique sorprendió a todos al jugar con una línea de tres defensas -los centrales Jeremy Mathieu, Gerard Piqué y Marc Bartra- y un solo centrocampista creativo, Andrés Iniesta, dejando en el banquillo a Xavi Hernández e Ivan Rakitic. Además, Javier Mascherano, un jugador de quite, se incorporó a la medular.
Los delanteros asumieron el máximo protagonismo de un duelo en el que el Barcelona creó pocas ocasiones de gol. A cambio, impuso el valor de su pegada con los goles de Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez para ganar 3-1 y remontar un tanto inicial del PSG. Por primera vez marcaron sus tres delanteros en un mismo partido.
Luis Enrique defendió su dibujo táctico a la conclusión del partido: «Si utilizamos más dibujos somos más fuertes, y el rival no sabe qué esperar», explicó el asturiano tras el encuentro para justificar su polémico planteamiento.
El Barcelona celebró un triunfo que le permitió concluir la fase de grupos en primera posición, pero no todos parecieron satisfechos con lo exhibido por el equipo, principalmente en la primera parte.
De alguna forma, el nuevo Barcelona remite al viejo Real Madrid, un equipo que antes de la llegada de Carlo Ancelotti vivió básicamente de la pegada de sus delanteros, con Cristiano Ronaldo a la cabeza.
Ahora, mientras el Real Madrid parece apostar por un juego más elaborado, el Barcelona invirtió papeles y trasladó el protagonismo hacia sus delanteros, cuya dinamita es incuestionable.
La cuestión es ver qué progresos realizarán ambos equipos con sus respectivos estilos y, sobre todo, en qué momento de forma llegarán a marzo, cuando se abrirá el tramo decisivo de la temporada.
Pero, por lo pronto, la tendencia obliga a pensar en «otro» Barcelona, que de la mano de Luis Enrique cada vez parece más alejado de un modelo que promocionó Johan Cruyff y que alcanzó la excelencia con Josep Guardiola.