Una decena de clubes gallegos, que jugaban en las principales categorías nacionales y autonómicas, han cesado su actividad en el último lustro
14 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El fútbol gallego no ve los brotes verdes. El descenso de los presupuestos es palpable, con una reducción media de más del 50 por ciento en los presupuestos de los equipos de Tercera División, desde que comenzaron los problemas económicos en el país. La pérdida de patrocinios privados (casi inexistentes en la actualidad) y la reducción y en algunos casos anulación de las ayudas instituciones han llevado al límite a los clubes. A ello hay que sumarle la mala gestión económica de algunas directivas, que se dedicaron prometer dinero que no estaba garantizado a jugadores y proveedores, generando deudas de mucha importancia.
Un cóctel explosivo en el que la suma de algunos o todos los elementos mencionados han provocado la desaparición de casi una decena de clubes de fútbol de nivel en Galicia. Narón Balompé Piñeiros y Club Deportivo Dorneda son los dos últimos ejemplos que sumar a una lista negra que comenzó el Ciudad de Santiago en el 2010.
Adiós a un histórico, el CDO
El caso más significativo de todos es el del Club Deportivo Ourense. El equipo de referencia de la ciudad de As Burgas, con trece años de historia en la categoría de plata del fútbol español (llegó a ser tercero en dos años seguidos durante la década de los sesenta, rozando el ascenso a Primera) y 24 campeonatos en la de bronce. El club rojillo echó el cierre el verano pasado, provocando la desolación en su gran masa social.
En la actualidad, existe un proyecto llamado a ser el heredero del CDO. Es el Unión Deportivo Ourense, que compite en Segunda Autonómica.
Lío en Santiago
Los continuos problemas económicos de la Sociedad Deportiva Compostela llevaron a Santiago a quedarse sin un referente claro durante muchos años. Con tres equipos en Preferente (Ciudad de Santiago, Santiago de Compostela y el Compostela), cada uno comenzó a hacer la guerra por su lado. El Ciudad alcanzó el clímax logrando el ascenso a Segunda B en el 2008, pero solo dos años más tarde echó el cierre. El Santiago se centró más en la base y el equipo sénior acabó cesando su actividad en el 2012, en Preferente. Por último, el Grixoa, que llegó a jugar en Tercera, desapareció en el 2014.
Montañeros, Dorneda y Narón
El Montañeros fue otro proyecto interesante, nacido en A Coruña de la mano del Banco Gallego, que acabó desapareciendo (su equipo modesto) en el año 2012 cuando se quedó sin liquidez, nada más descender de Segunda B a Tercera.
Además, Xallas y Santa Comba optaron por fusionarse en el 2012; el Mesón do Bento dio cuatro pasos atrás y descendió ese mismo año de la Tercera División a la Tercera Autonómica; mientras que el Narón Balompé y el CD Dorneda se disolvieron este verano, refundándose en CD Narón y Xuventude Dorneda.
El fútbol moderno no entiende de sentimientos.
La constante inestabilidad del fútbol femenino
El fútbol femenino gallego ha progresado muchísimo en los últimos años, pero sigue teniendo la asignatura pendiente de la consistencia. Los equipos aparecen y desaparecen con suma facilidad, incluso estando en la Segunda División nacional.
Este verano, sin ir más lejos, dos entidades como el Barbadás y el Villestro, con equipos masculinos en Tercera División y Preferente, optaron por poner el punto y final a sus proyectos femeninos. El Erizana, que sufrió la pérdida de casi toda su plantilla (fichó en bloque por el Atlántida Matamá), sigue luchando contra la desaparición, buscando jugadoras con las que competir en la categoría de plata.
Los casos se multiplican en categoría autonómica, en donde la Federación Gallega se encuentra cada verano con la problemática de infinidad de renuncias. De hecho, en las últimas semanas ha tenido que ofrecer plazas a tres equipos que ni siquiera habían jugado la fase de ascenso (Sárdoma B, Noalla y Monte Forte).
Galicia Gaiteira, Boiro...
Uno de los primeros equipos coruñeses que apostaron por el fútbol femenino, el Galicia Gaiteira, desapareció en el año 2009. Sus jugadoras se marcharon al Victoria, que comenzaba entonces a funcionar. Fue el germen de un proyecto que ahora sí que parece consolidado.
En Boiro ocurrió algo parecido. Las futbolistas abandonaron el extinto Club Deportivo Boiro femenino y muchas se fueron a un club nuevo, el actual ARCD Boiro que vuelve a estar en Primera.