Catecismo rojiblanco

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

26 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

ontaba Maturana en una entrevista una anécdota de cuando dirigió a Simeone en el Atlético de Madrid. Llevaba un buen rato repitiendo una serie de movimientos con la sensación de que el equipo no los cogía. Y el argentino terció, como un central que sale al corte: «¡Pacho, el que no sepa de estas cosas, que se vaya a jugar a la calle!» Esa filosofía la mantiene Simeone como entrenador. Sabe cómo quiere que juegue el Atlético de Madrid, consigue que sus discípulos lo interioricen como si fuese un catecismo y ha logrado acabar, o como mínimo aparcar, la cantinela de El Pupas.

Cuando entrene a otro equipo, y en el caso de que tenga talonario para fichar, se verá si el argentino es técnico de un formato o maneja varios registros. Entre tanto, no hay duda de que en el Atlético ha dado con la tecla. Muy pocos equipos dominan los espacios como el colchonero. Sabe apretar al rival, sabe sufrir y sabe buscar la portería contraria. Y con su discurso ha conseguido que el universo rojiblanco lo siga como si fuese Espartaco, que crea en la victoria con una determinación inquebrantable, porque «en las grandes batallas, a veces no gana el mejor sino el que está más convencido» y porque «el corazón iguala presupuestos». Pero no todo es discurso y convencimiento. Simeone disecciona rivales y partidos con sumo detalle, porque «si sabes lo que pasa, puedes solucionarlo».