El jefe de la manada

José M. Fernández

DEPORTES

30 may 2016 . Actualizado a las 16:48 h.

s el momento de pararse a pensar». El enigma quedó zanjado apenas un cuarto de hora después de su primera comparecencia pública. Simeone volvía a insistir en la necesidad de reflexión y, efectivamente, realmente quiso decir lo que realmente dijo. Por primera vez, las pétreas convicciones que el técnico argentino ha exhibido desde su desembarco en el banquillo rojiblanco parece que han comenzado a resquebrajarse. Una novedad en alguien a quien se reconoce, y actúa, como el jefe de la manada, como el líder que nunca ha dudado y el entrenador que ha devuelto al Atlético el prestigio del pasado.

Dada la ascendencia del Cholo entre la parroquia rojiblanca, el aparentemente suave aleteo del técnico se ha transformado en un terremoto de imprevisibles consecuencias. Salvo que las dudas procedan de la cercanía con la dolorosa derrota o de una excesiva y apresurada autocrítica, el Atlético tiene motivos para preocuparse. A estas alturas, para el equipo rojiblanco sería más dolorosa la ausencia de Simeone que la cruel pérdida de dos finales de Champions en apenas un par de años. Y no porque el Cholo sea infalible, que no lo es, o porque el Atlético sea incapaz de encontrar otro entrenador que resista el pulso competitivo de los últimos años. Nada de eso. Huérfano del argentino, el Atlético recuperaría esa tendencia a la autodestrucción que tanto daño le hizo en el pasado. No hay sutilezas en el fútbol que predica el argentino; tampoco le hace falta. Importan el bloque y las convicciones, el esfuerzo y sacrificio. Así se levantó del golpe que sufrió en Lisboa y así esperaban sus fieles que se recuperara de la final de Milán. Ese ha sido el discurso con el que ha ganado cinco títulos; también con el que ha perdidos dos finales de Champions. El fútbol puede prescindir del Cholo, el Atlético no.