Los nuevos dueños quieren una fórmula 1 más moderna, transparente, atractiva y rentable
27 ene 2017 . Actualizado a las 16:22 h.El estilo caudillista de Bernie Ecclestone ya es pasado de la fórmula 1. Cuatro décadas después de que tomase el mando, el Gran Circo estrena una cúpula más profesionalizada. Liberty Media, que se hizo con el control del negocio, nombró a Chase Carey como presidente y director ejecutivo del Mundial, y quiere transformar el modelo personalista y anacrónico del dirigente británico, de 86 años, en una gestión más moderna, transparente, global y espectacular.
¿Cuáles fueron las carencias de Ecclestone?
«Hay problemas por todos lados», resumió Carey pese a apostar por un discurso diplomático en el momento del relevo. Después del impulso de sus primeros tiempos, las lagunas de la última etapa de Ecclestone abarcan la comercialización del Mundial, el cuidado de los seguidores, el desarrollo de la información multiplataforma, la relación con los patrocinadores y hasta el propio concepto de evento, según resumió el nuevo mandamás de la fórmula 1 a The Telegraph. Medios digitales, redes sociales... El Gran Circo olvidó su modernización con Ecclestone.
¿Qué tipo de liderazgo ejerció?
Caudillista. Ecclestone dirigió la fórmula «como un dictador durante mucho tiempo», según su sucesor. Todas las decisiones importantes pasaban su filtro y negociaba directamente con los equipos, los patrocinadores y las televisiones. Acaparó todo el poder. Y no dejó el mando hasta que esta semana le despidió el nuevo grupo propietario de la fórmula 1. Sus funciones ahora estarán repartidas en una dirección más plural de tres personas: el director ejecutivo Chase Carey (expresidente de 21th Century Fox), el director deportivo y técnico Ross Brawn (antiguo jefe de diferentes equipos, campeón con Schumacher en Benetton y Ferrari) y el responsable de la parte comercial del Mundial Sean Bratches (exejecutivo de la cadena ESPN).
¿Dejó el Mundial anquilosado?
Sí. «Ecclestone llevó la fórmula 1 a ser un deporte exclusivo, con un acceso limitado. La tarea ahora es encontrar la mejor combinación entre esa exclusividad y la apertura de la fórmula 1 a todos los seguidores y patrocinadores», admite el jefe de Mercedes, Toto Wolff, pese a ser una persona próxima al anterior mandamás.
¿En qué mercados se quedó atrás?
Con Ecclestone, se desatendieron pruebas en Europa, Asia y Estados Unidos, donde en el 2017 solo se celebrará la de Austin (Texas). Con el relevo se bajarán las tasas a las sedes más emblemáticas y que, indirectamente, refuerzan la imagen del Mundial. Como «Mónaco, Silverstone, Monza, Hockenheimring y Nurgurgring, hay que mantener esas tradiciones para mantener los valores de la fórmula 1», indica Carey. Los nuevos gestores idean un formato más innovador del que repitió durante décadas Ecclestone. Esperan convertir los 20 grandes premios en auténticos shows que trasciendan una mera carrera tradicional. Planean 20 Super Bowls, a la manera del espectáculo de la final del fútbol americano.
¿En qué situación económica deja el Gran Circo?
Mientras Ecclestone amasó una fortuna, varias escuderías y circuitos sufrieron sus condiciones leoninas. Las tasas para los organizadores convirtieron los grandes premios en un negocio ruinoso para las sedes. La fórmula 1 ingresa hoy unos 2.000 millones de dólares, y los nuevos rectores confían en recibir 9.300 en el 2026, según sus planes de desarrollo de la fórmula 1. Para sus críticos, Ecclestone primaba el dinero a corto plazo. Liberty Media adquirió la marca por casi 4.000 millones de euros y asumió una deuda de otro tanto, generada por el dirigente británico. La nueva estrategia contempla que los equipos puedan comprar un porcentaje de las acciones de la fórmula 1.
¿Qué imagen daba el antiguo patrón?
Acusado de misógino, filonazi, caudillista, envuelto en varios frentes judiciales, obligado a pagar 100 millones de euros ante un juicio por soborno... Hace tiempo que la imagen de Ecclestone no sumaba. Sus relaciones con líderes políticos que no respetan los derechos humanos, tampoco. Otro de los motivos por los que, en cuanto pudieron, los nuevos rectores de la fórmula 1 le «echaron» de la poltrona, según su propia expresión.