A estas alturas no se puede aventurar lo que puede suceder a lo largo de la temporada, por más que sea una final de la Supercopa o un enfrentamiento a doble partido. Ni por lo que sucedió en la ida disputada en el Camp Nou, ni por lo que pueda suceder esta noche. A lo largo de la temporada se van a dar demasiados condicionantes que impiden que podamos obtener ahora cualquier tipo de conclusión.
Es cierto que el Real Madrid tiene su plantilla más perfilada, o más cerca de cerrarse, que el Barcelona, lo que puede afectar al rendimiento azulgrana en un futuro.
Desde mi punto de vista y, debido a todo lo mencionado, el resultado de partido de ida es abultado. Después el empate a uno, el Barcelona disfrutó de su momento bueno, pero en dos situaciones de contragolpe optó por decisiones erróneas, lo que le costó dos goles. Aparte de estas dos circunstancias, el Barcelona dispuso de más ocasiones para ampliar su marcador que de perder el partido.
Con todo, hay que señalar que se aprecia una evolución del Real Madrid desde la pasada temporada, lo que le ha servido para elevar su nivel, y, al mismo tiempo, el Barcelona ha disminuido su rendimiento, y por eso las situaciones son distintas al pasado.
Vuelvo a insistir en que este título no será un indicativo y menos para decir que el Real Madrid es mucho mejor que el Barcelona. Ambos crecerán a lo largo de la temporada y lo propio sería analizar sus tendencias en períodos cortos de tiempo, donde se podrá comprobar el rendimiento real de cada uno. Dos partidos es muy poca base para el análisis, ofrecen pocos argumentos y elementos para obtener conclusiones.
Con respecto al partido de vuelta, el Barcelona está capacitado para remontar el marcador, pero también el Real Madrid está capacitado para ganar el título de forma clara y digo esto no solo partiendo de la ventaja obtenida en el partido de ida.