
Villar calla y enreda sobre temas delicados, como la ausencia de Yugoslavia en la Eurocopa del 92
20 dic 2017 . Actualizado a las 16:33 h.Investigado por prevaricación, malversación de fondos públicos, administración desleal y corrupción deportiva en el caso Marino y Recre, también imputado en el caso Soule por corrupción entre particulares, apropiación indebida, administración desleal, falsedad documental y alzamiento de bienes, y con los ojos de la justicia puestos sobre su papel en el caso Haití por fraude de subvenciones, prevaricación, malversación y apropiación indebida, Ángel María Villar se vistió ayer de mártir. Como víctima de su imaginario «golpe de Estado» para acabar con su mandato casi vitalicio en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), cuyo poder absoluto ostenta desde 1988, ahora suspendido de sus poderes durante un año a la luz del escándalo que revela el sumario que instruye la Audiencia Nacional por el supuesto desvío de decenas de millones de euros por una cúpula que se apoyaba en su vicepresidente Juan Padrón y su hijo, Gorka, sin cargo, pero con mando en Las Rozas.

¿Cederán Lete y Méndez de Vigo ante sus chantajes?
Ahora que ya no disfruta de su compadreo, Villar apunta directamente al ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y al presidente del CSD, José Ramón Lete, como grandes responsables de su situación. Pese a la forma pasiva como ambos trataron las irregularidades de Villar durante meses, ahora ya no pueden dar marcha atrás en el ejercicio de sus responsabilidades como fiscalizadores de Villar. En estos momentos, una muestra de debilidad del Gobierno no solo sería incomprensible para la opinión pública, sino que enviaría un mensaje de permisividad y debilidad hacia todos aquellos que quieran amedrentar al Ejecutivo.
¿Emprenderá acciones judiciales contra el secretario de Estado para el Deporte?
No se sabe. El suspendido presidente de la RFEF, que dice sentirse como un leproso, quiere guardarse esa amenaza, que deslizó en una carta al secretario de Estado para el Deporte. «Verdaderamente, si hay indicios de que ha cometido un delito contra mi persona o contra la situación en que estamos, evidentemente que me lo pensaré si tengo que ejercitar alguna acción penal o no», indicó en un curioso ejercicio de equilibrismo, cuando ya transcurrieron casi cinco meses desde su detención.
¿Tenía garantizado el granero de votos que controla Rubiales en las últimas elecciones?
Sí. Con toda claridad, Villar reconoció el modo clientelar con el que teje su red de apoyos para seguir al frente de una federación con 153 millones de euros de presupuesto, revelando los chanchullos de su viejo régimen para ganarse votos en bloque de algunos estamentos clave en las elecciones a la asamblea de la federación. Y, en un particular modo de entender la política y el ejercicio de un cargo, comparó su caciquismo con los pactos en el Congreso entre los diferentes grupos parlamentarios. «Rubiales me prometió los ocho votos [del cupo de los futbolistas profesionales], pero luego no sé si me han votado o no», indicó sobre un proceso en el que el entonces presidente de la AFE no llegó a pronunciarse públicamente por sus preferencias. Una votación para elegir los asambleístas de la RFEF -los que tienen derecho a votar al presidente- en la que, supuestamente, el sindicato era neutral, pues representaba a jugadores con muy diferentes sensibilidades.
¿Por qué citó la ausencia de Yugoslavia en la Eurocopa de 1992?
Indescifrable. Cuando lo soltó, todavía estaba en el principio de su comparecencia, y trataba de hilar sus ideas con cierto orden antes de desatarse en chascarrillos y hasta comentarios machistas -«a una periodista tan guapa como tú claro que le voy a responder», le respondió a una profesional de la agencia Efe-. Hablaba de algunos casos de supuestas injerencias gubernamentales que propiciaron castigos a sus federaciones. Y terminó diciendo: «No hace falta recordar que se denunció en su momento a la antigua Yugoslavia y Dinamarca terminó jugando y ganando la Eurocopa del 92». Lo que no dijo fue que el equipo balcánico quedó excluido por la guerra que sacudió el país. Es decir, estableció un surrealista y desafortunado paralelismo. No fue el único. Para referirse a la presunción de inocencia se acordó de Rita Barberá, fallecida en noviembre del 2016 cuando se encontraba inmersa en un proceso judicial. «Cuando hay esa presunción de inocencia, han muerto personas, como la alcaldesa de Valencia».
¿Quién paga la defensa de Villar y su compulsiva actividad en los tribunales?
Un seguro, según respondió ayer. Pero no aclaró si le cubrirá también en caso de que sea condenado por el uso incorrecto del dinero de la federación. Tampoco si la citada póliza garantiza los gastos derivados de su intensa actividad: recursos, denuncias y diferentes escritos en toda clase de instancias, del TAD a la justicia internacional, adonde pretende llevar su defensa en caso de que sea condenado.
¿Cobra todavía como presidente de la federación española?
Nada dijo Villar ayer sobre este tema. Cuando fue suspendido como presidente de la RFEF, Villar quiso seguir cobrando igual, pese a no ejercer facultad alguna. Así lo había solicitado por escrito, una petición que aireó su viejo aliado Juan Luis Larrea durante una reunión con los presidentes de las territoriales en el CSD. Según fuentes cercanas a la federación, no estaría cobrando. Sin embargo, su tesis es que también Michel Platini había mantenido su nómina en la UEFA mientras estuvo inhabilitado. Villar quería los 12.000 euros de nómina por su cargo en Las Rozas, una parte de los 750.000 anuales que llegó a acumular en sus días de vino y rosas junto a la vieja guardia del fútbol europeo, con prebendas en FIFA y UEFA.
¿Qué responde sobre las evidencias que revelan las escuchas?
«Las escuchas están sacadas de contexto», espetó ayer. Lo cierto es que al sumario de la Soule lo que no le falta es documentación, contexto para entender el supuesto intercambio de favores y las irregularidades alrededor de la federación. Lo recoge la investigación que lleva el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Villar: «Si apoyas a la candidatura contraria y gano, despídete». Sacado de contexto, debe de estar. Como cuando su vicepresidente Juan Padrón amenaza sobre el reparto de cargos en función de las adhesiones: «Si no hacen lo que yo digo, los quito. Porque los nombro y los quito a dedo».