Diario de Támara desde el Mapfre antes de la última etapa de la Volvo Ocean Race, a la que llega con opciones de victoria
20 jun 2018 . Actualizado a las 18:41 h.Hace unos días terminamos la etapa 10 de la Volvo Ocean Race que unía las ciudades de Cardiff y Gotemburgo. Una etapa de 1.300 millas que nos trajo a todos los equipos más de un dolor de cabeza por la dificultad táctica y estratégica que nos encontramos durante el recorrido. Varias transiciones que mantuvo a la flota parada durante horas, innumerables cambios de liderazgo y todo tipo de condiciones de viento. Una etapa repleta de estrés que nos exigió el máximo rendimiento y nos condujo al cansancio extremo.
Cruzamos la línea en segunda posición. Otro podio para el equipo, pero en esta ocasión traía un sabor agridulce. Sabíamos lo importante que sería ganar esta etapa (por los puntos que sumaríamos con respecto a nuestros rivales) pero no pudimos parar el avance del Brunel y defender el liderato. Brunel se llevó la victoria y dejó la clasificación general más apretada (empatados los tres primeros barcos a puntos) y más abierta que nunca antes se había visto en la Volvo Ocean Race. Una regata maratoniana que se convertirá en un sprint de 700 millas en las que se decidirá quién será el ganador de esta edición. Próxima parada: La Haya.
Estas situaciones deportivas de “match ball” se están convirtiendo en una dinámica en mi vida deportiva. Si recordáis la final de los JJ.OO. de Londres 2012 mi equipo llegó al 2-2, y en la Medal Race de los JJ.OO. de Río 2016 estábamos cuatro embarcaciones empatadas a puntos luchando por el oro olímpico. Ahora, en la Volvo Ocean Race, tres barcos llegamos a la última etapa con las mismas opciones a ganar ¿Cuál es la mejor herramienta para gestionar la presión de la competición? Claramente no perder la perspectiva.
Como equipo estamos en mejor situación de como estábamos en Cardiff y dependemos de nosotros mismos para llevarnos la victoria. Personalmente he conseguido superar límites inimaginables, aprender en tiempo récord las habilidades necesarias que te convierten en regatista oceánico, dar la vuelta al mundo navegando y formar parte de un equipo que tiene en sus manos poder luchar por ganar una competición tan prestigiosa. Un sueño cumplido que pondrá su broche final en La Haya a finales de esta semana.
Hace unos días navegamos la In-Port en Gotemburgo, una serie de regatas costeras que tienen lugar en cada ciudad que acoge al evento. En estos recorridos se pone de manifiesto la calidad de maniobra y la fortaleza como equipo que tiene cada uno de los participantes. Ayer nos coronamos ganadores de la general sin necesidad de correr la última costera en La Haya. Es la motivación perfecta para salir confiados con nuestras posibilidades el próximo jueves en la etapa final de la Volvo Ocean Race.
Un saludo desde Gotemburgo.
Támara.