Es indudable que la Premier fue siempre una liga de máximo nivel, debido a su potencial económico. Quizás no había llegado tan alto en competiciones europeas como este año, pero sí se presentaba en puestos relevantes de manera constante.
Se está beneficiando mucho del poso que dejan sus entrenadores europeos, en términos de competitividad, y de saber manejarse en este tipo de competiciones. Pero quizás estemos siendo ventajistas por resultadistas, porque la línea que separa el éxito del fracaso a estos niveles es muy estrecha, casi invisible. Y algunos triunfos ingleses han sido por apenas un agónico gol.
Cuando se habla del fútbol de alto nivel, diferenciar entre el mejor y el resto es muy complicado. Para ejemplo, el Ajax-Tottenham. Debido a que es un deporte de bajo tanteo, el análisis no se puede centrar solo en el resultado. Hay pequeños detalles e inercias, que yo llamo la psicología del partido, que pueden decantar una eliminatoria. Dicho esto, consideremos la Premier y la Liga como los dos mejores campeonatos, en el orden que se desee.
Si atendemos a los títulos europeos, la Liga tiene supremacía. No hay color. Pero en el caso de la competición inglesa, la presencia de entrenadores como Klopp, Benítez, Mourinho, Pochettino... ha contribuido a desarrollar un estilo más diverso y a implantar una experiencia de éxito en la competición, lo que, unido a una plantilla de alto nivel, tiene como consecuencia que puedan suceder episodios como los que hemos vivido esta semana.
Ángel Vales es profesor en la facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física y trabajó como analista en el Liverpool de Rafa Benítez