El Madrid vuelve a ser Real

DEPORTES

Enric Fontcuberta | EFE

Sale del Camp Nou fortalecido como un bloque sólido, pero evidenciando su falta de colmillo cara gol

19 dic 2019 . Actualizado a las 00:02 h.

Zinedine Zidane recogió un equipo a pedazos, un Real Madrid que venía de estrellarse en Liga, Copa del Rey y en su trofeo fetiche, la Liga de Campeones. Tras lo visto ayer en el Camp Nou, poco queda de aquel bloque de futbolistas devaluados que habían entregado las riendas a un adolescente, Vinicius Jr. Aunque sin premio por su falta de contundencia en el área, el Madrid sale reforzado del feudo blaugrana. La imagen presentada poco tiene que ver con la de la última visita a Barcelona. Aquel día, sin Messi, los culés le clavaron la estaca a Lopetegui con un 5-1 sonrojante.

Sin la referencia ofensiva de Cristiano Ronaldo, y sin un Eden Hazard que intente olvidar al de Madeira, el Madrid se fundamentó en lo colectivo para poner contra las cuerdas al Barça. Remató más, 16 disparos por los 9 locales, atacó más, 134 ataques por los 93 de los de Valverde, y llevó más peligro sobre la portería de Ter Stegen que la que recibió sobre la de Courtois.

La apuesta de Isco en lugar de Rodrygo ayudó a los de Zidane a tener más balón, moviéndose el malagueño en la media punta para tener superioridad en el centro del campo. La banda, sobre todo durante el primer tiempo, se la dejó para un Mendy con más pecho que Marcelo, pero con menos fantasía y buen pie en los centros que el brasileño.

Músculo

Lo que se ha convertido en seña de este nuevo Madrid es la presencia de dos hombres en la medular, Valverde y Casemiro. A su vera colocó a Kroos, que comandó la circulación del cuero. El brío y músculo de los dos primeros permitió al Madrid presionar la salida de balón en área rival.

La apuesta, valiente, obligó al Barcelona a golpear en largo y ceder el cuero en favor de los blancos, sabedores que una acción de Messi podía y pudo desequilibrar la balanza, al contar el astro de espacios para encontrar huecos. La batalla ganada en el centro del terreno de juego la perdió en cambio Benzema, bien tapado por Piqué y Lenglet, que le obligaron a abandonar de área, dejando al equipo sin una referencia clara en ataque.

Fue ahí que el Real Madrid se apagó y donde, a pesar de las señales de mejoría, muestra su cara más débil. Como ocurrió en los partidos más exigentes de la temporada, como contra Atlético de Madrid, PSG y Valencia -a los que no fue capaz de ganar- el hueco dejado por Cristiano nadie ha logrado taparlo. Aunque el Madrid vuelve a ser Real, los 16 remates de ayer terminaron lejos de la red de Ter Stegen.