Antes de declararse la alerta sanitaria, un periodista de La Voz se citó con Iván Rubianes para medir sus habilidades

Lois Balado
A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

Con el planeta en hibernación, son pocos, pero algún balón aún sigue rodando. Es fútbol, pero la pelota se dirige con las manos mediante habilidosos y mecánicos movimientos salidos de los dedos de las estrellas de este juego. Concentrados frente a sus monitores, una pequeña habitación se convierte en un Bernabéu, un Metropolitano, o, claro, un Riazor. Miles de hinchas, que siguen sus partidas desde plataformas como Twitch, caben en un puñado de metros cuadrados. Sin vestirse de corto, se han convertido en el ocio de millones. Un negocio que genera un dineral. Cada vez más.

Iván Rubianes (A Coruña, 1990) lleva años jugando al FIFA, pero no ha sido hasta el pasado mes de febrero cuando ha convertido su afición en algo más. Él es, junto a Nacho Abella, uno de los representantes del Deportivo en la eLiga Santander, la división electrónica de la competición nacional liguera. Fueron seleccionados entre cientos de candidatos por dos métodos distintos. Nacho Abella, que es de Oviedo, fue el ganador del torneo de selección que organizó el club coruñés. Pero con Iván, el Deportivo buscaba un vínculo emocional.

«Tengo cierta trayectoria. Ya competía hace años en Xbox, aún no existía nada de esto pero yo ya le ponía a mis equipos la camiseta del Dépor y el escudo. Como buen coruñés y deportivista siempre estoy con el Dépor en la boca», explica desde su casa. Es un pequeño piso perdido entre las tortuosas calles de la zona más antigua de la ciudad. Allí nos citamos para medir sus habilidades ante un periodista de La Voz y usuario de este videojuego desde hace 10 años. Acordamos jugar tres partidos con las reglas oficiales de la eLiga en su Play Station 4, la consola por la que cambió la Xbox. Cuenta que le costó adaptarse al mando, algo clave. Porque actualizarse en esta disciplina es esencial, ya sea a un mando o a un juego que saca una nueva versión cada temporada y al que es necesario dedicar horas y horas para lograr mantenerse entre la élite.

Sobra decir que Iván ganó los tres partidos de manera holgada y con la sensación de que apenas tuvo que sacar su mejor juego en un par de ocasiones. El primer duelo, un partido en el que los dos elegimos al Deportivo para que fuese lo más igualado posible, se impuso por 2-0. Le sirvió para medir mi nivel y en el segundo reto, en el que repetimos equipos, sacó el rodillo y ganó por 6-0.

En el tercero él manejo a la selección China femenina y yo a la selección de Estados Unidos, con Megan Rapinoe, Alex Morgan y el resto de mejores jugadoras del mundo. Se igualó un poco la contienda y el marcador fue de 4-2. El partido llegó a estar empatado, pero en los momentos que el encuentro se complica Iván guarda silencio y en menos de un minuto vuelve a ponerse en ventaja. Hubo tres, pero no hubo partido. Era evidente quién era profesional y quién aficionado.

El COI intenta abrazar un mercado cada vez más millonario

Su crecimiento es imparable. En el año 2019 los eGames ya movían un volumen de negocio de más de 900 millones de euros. Al igual que la Liga española, el Comité Olímpico Internacional tampoco se quiere quedar atrás y empieza a hacer guiños a las disciplinas de deporte electrónico.

En abril del 2019 el COI dio un paso inédito al reconocer públicamente los eGames como «actividad deportiva». Actualmente, parece imposible que esta disciplina acabe formando parte de unos Juegos. Hay demasiados aspectos que entran en conflicto con los «valores olímpicos» y los grandes patrocinadores no aceptarían de buen grado quedar subordinados a un organismo que dicte sus propias normas. Con todo, es un comienzo que pocos esperaban.

No obstante, no todo es inocente en el modelo de juego online que propone EA Sports, desarrollador del videojuego FIFA. El negocio está en la modalidad ultimate team, en la que los usuarios van obteniendo jugadores cada vez mejores a través de la compra de sobres. Como los cromos de toda la vida, pero que ahora puedes manejar gracias a un mando. «Ahora mismo el modelo competitivo del FIFA es un pay-to-win, esto significa que cuanto más dinero inviertas, más vas a ganar. Hablamos de dinero de verdad», explica Iván Rubianes que estima que los jugadores punteros han hecho un desembolso medio de 2.000 euros en formar sus equipos. Él asegura que su inversión es mucho más modesta.

«Esto mueve muchísima pasta. Es un tema, sin duda. En países como en Bélgica los quieren prohibir», señala. En España, el ministro de Consumo Alberto Garzón ya ha asegurado que regulará este campo que definió con un «sistema perverso».

El peligro es que la compra es muy sencilla para un público menor de edad y que tiene como referentes a jugadores de FIFA que promocionan esta modalidad. «Ya sabes como son los youtubers, tienen miles de niños viéndolos que quieren jugar y la compra es muy fácil. 12.000 FIFA points son 100 euros, que se dice pronto, y te permite comprar doce sobres que te aseguran doce cromos de oro o doce únicos. Les llaman jugadores de oro, pero eso no significa que sean estrellas», señala Iván con preocupación.