El COI se da un mes para poner fecha a los Juegos de Tokio 2020

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Stanislav Kogiku / SOPA Images via

El Comité Olímpico Internacional se concede cuatro semanas para meditar la compleja operación jurídica y económica de no celebrar la cita olímpica de Tokio en verano y preservar la salud de los deportistas del coronavirus

22 mar 2020 . Actualizado a las 22:24 h.

El Comité Olímpico Internacional ya trabaja en el «escenario del aplazamiento» de los Juegos Olímpicos de Tokio del próximo verano. Previstos entre el 24 de julio y el 9 de agosto, la presión internacional terminó empujado al COI a activar un plan B. Se da cuatro semanas para decidir de acuerdo con las autoridades japonesas el monumental embrollo jurídico y económico por los compromisos monetarios adquiridos con la organización, los patrocinadores, los propietarios de los derechos de televisión, las federaciones internacionales, los deportistas... No habla de fechas alternativas concretas, pero, atendiendo a la crisis sanitaria, lo más conveniente sería dejar el evento para cuando se haya normalizado la pandemia del COVID-19. Antes o después, habrá Juegos, porque «la suspensión [definitiva] no está en la agenda», aclaró el COI tras una reunión de su Ejecutiva.

«A la luz del empeoramiento de la situación a nivel mundial, la Ejecutiva ha dado hoy el primer paso en la planificación de posibles escenarios», asumió el gran gigante del deporte mundial. «El COI, en cooperación con el Comité Organizador de Tokio 2020, las autoridades japonesas y el Gobierno Metropolitano de Tokio, iniciará unas conversaciones detalladas para completar su evaluación de la rápida evolución de la situación sanitaria mundial y sus repercusiones en los Juegos Olímpicos, incluida la hipótesis del aplazamiento», admitió después de semanas en las que su presidente, Thomas Bach, intentó ganar tiempo, apelando a que la ceremonia de apertura en Japón no se celebraría hasta dentro de cuatro meses, el próximo 24 de julio.

La mejoría de la crisis del coronavirus en Asia había animado al COI a mantener los Juegos «con ciertas restricciones de seguridad (...) respetando su principio de salvaguardar la salud de todos los involucrados». Algo difícil teniendo en cuenta que Tokio albergaría a 11.000 atletas de 206 países, otros tantos periodistas y miles de turistas llegados de todo el mundo.

Pero durante el fin de semana arreciaron las presiones, sobre todo las de las federaciones de Estados Unidos de atletismo y natación, a las que se fueron sumando otras en todo el mundo en un goteo de deseos que se transformó en una ola de indignación.

Aunque el COI prefiere hablar de un cambio de criterio por motivos de salud: «Hay un aumento dramático en los casos y nuevos brotes de COVID-19 en diferentes países en diferentes continentes. Esto llevó al Comité Ejecutivo a la conclusión de que el COI debe dar el siguiente paso en su planificación de escenarios».

Así que se da un mes para fijar una hora de ruta inédita en más de un siglo de olimpismo moderno. Desde los Juegos de Atenas en 1896, solo se dejaron de disputar en 1916, 1940 y 1944 por las Guerras Mundiales. «El COI confía en que habrá finalizado estas discusiones dentro de las próximas cuatro semanas y agradece la solidaridad y la colaboración de los comités olímpicos nacionales y de las federaciones internacionales para apoyar a los atletas y adaptar la planificación de los Juegos», indica.

Pero el COI no solo debe aplacar a múltiples instituciones, sino también a los propios deportistas. Cientos de potenciales medallistas pasaron los últimos días confinados en sus casas. Así que multitud de figuras propagaron el viernes una campaña en las redes sociales con las etiquetas #Tokio2021 y #Tokyo2021, pidiendo la suspensión y apelando al próximo año como posible alternativa.

El confinamiento de los deportistas de varios países contraviene una máxima olímpica, la igualdad de oportunidades.

Tres fechas sobre la mesa y una dificilísima renegociación de contratos 

Una inversión total por parte de las autoridades japonesas de 35.000 millones de euros, unos derechos televisivos vendidos por 2.700 millones, otros 800 de ingresos directos por la venta de entradas y hasta 2.000 de entrada directa en las arcas japonesas como consecuencia de los miles de visitantes previstos en el mayor evento del deporte mundial. Son solo las grandes cifras del problema al que se enfrentan el COI y la organización. El Comité Olímpico Internacional necesita renegociar o consensuar sus planes de forma multilateral, tal como deslizó ayer en su comunicado. Precisa «el pleno compromiso y cooperación» de la organización de Tokio 2020, las federaciones internacionales y los comités olímpicos, pero también de «los organismos de radiodifusión titulares de derechos (RHB) y nuestros patrocinadores. Tres opciones se abren paso, pero ninguna parece por ahora adecuada.

¿Qué escenarios se contemplan en los acuerdos?

Se previeron guerras y boicots, pero no una pandemia. En los contratos firmados en el 2014 entre el COI y el comité organizador de Tokio 2020 se admite la cancelación por motivos de seguridad, pero no se cita de forma literal la suspensión por una crisis sanitaria. El artículo relativo al «Vencimiento del contrato» avala al COI «a poner fin al contrato y retirar los Juegos a la ciudad» si el país sede «está en algún momento (...) en estado de guerra, desorden civil, boicot, embargo decretado por la comunidad internacional o una situación reconocida oficialmente como beligerante». De forma genérica también alude a si «la seguridad de los participantes» se viese «gravemente amenazada o comprometida por cualquier razón». Ese es el resquicio que tendría el COI para aplazar los Juegos. Otros grandes eventos reubicaron antes sus fechas, como la Eurocopa, que pasó al 2021 como mal menor por la extensión del coronavirus en el Viejo Continente.

¿Por qué septiembre y octubre son la alternativa ideal para el COI?

Tokio está obligada a celebrar los Juegos durante el año 2020, según el contrato. Por eso las partes se decantan por los meses de septiembre y octubre de este año como principal alternativa al tramo 24 de julio-9 de agosto. Pero es la época del monzón en Japón y, en el escenario actual, resulta temerario preparar todo el dispositivo olímpico a seis meses vista. Ni hay garantías de que en esa fecha la pandemia haya remitido en todo el globo, ni margen para que se reordenen unos procesos de clasificación justos ni tampoco tiempo para que los deportistas puedan prepararse. 

¿Cabe pensar en el próximo verano?

Los Juegos hacia mediados y finales de julio del 2021 son otra alternativa sobre la mesa. Pero se trata del año reservado para los Mundiales de tres de los grandes pilares de la tradición olímpica, la gimnasia, el atletismo y la natación.

¿Por qué pensar en el verano del 2022?

En el verano del 2022, la cita de Tokio se celebraría solo 24 meses antes de los siguientes Juegos, previstos en París en el verano del 2024. Pero la peculiaridad del calendario del fútbol en el 2022, con el Mundial en enero para evitar los rigores del calor del mes de julio en Catar, abre una ventana de fechas en el verano de ese año para el COI.

¿Están garantizadas las sedes y la villa olímpica en otras fechas?

Ese es otro de los inconvenientes del aplazamiento. Los edificios de la villa olímpica tendrán propietarios, en gran medida los particulares como dueños de viviendas, desde el 1 de octubre. Y las sedes de algunos deportes tienen también compromisos en otras fechas. Lo reconoció también ayer el COI al hablar del aplazamiento: «Una serie de lugares críticos necesarios para los Juegos ya no podrían estar disponibles».